Maratón 3/3
Emilio
Cenar con la familia de Joaquin fue toda una aventura. Yo ni siquiera sabia como comer el enorme pedazo de salmón ahumado que tenia frente a mí, por lo que tuve que mirar de reojo como Joaco lo hacia. Y luego de que probé el primer bocado quede maravillado por el sabor tan fresco y natural del alimento. Mientras que comía con entusiasmo él iba contando como es que el pescado se sazonaba ligeramente con hiervas, pimienta y sal. A Joaquin le gustaba mucho la cocina, no era la primera vez que lo oía hablar sobre recetas, desde pequeño cocinar con su abuela era uno de sus pasatiempos favoritos y contar el proceso de los mismos era algo que disfrutaba.
Me encantaba poder decir que lo conocía bien. Sabia lo mucho que le gustaba hablar frente al publico, los tonos de voz inusuales que usaba para darle énfasis a ciertas frases, era muy bonito darme cuenta que a pesar de nunca haber convivido con su familia completa me sentía parte de ella. Pues al igual que todos en la mesa yo también sonreír por la esencia de Joaquin, yo también era capaz de ver el brillo en él.
-Joaco, hijo nos has comido nada.- Le regaño su madre mirándolo con ojos filosos luego de un rato. Él dejo de hablarme y luego suspiro poniendo sus ojos en blanco.
-No tengo hambre.- El juego que hacia con sus cubiertos me distrajo.
-Pues entonces deja que Emilio coma, le estas cansando con tanto parloteo.- Reí por el comentario mientras que a Joaco se le teñían las mejillas de ese color rosado que tanto me encantaba.
-No me molesta para nada, los datos de cocina son muy interesantes.- Me puse bastante nervioso después de mi comentarios ya que toda la atención de la mesa se centro en mí.
-¡Mamá!- Joaquin la fulmino con la mirada con esa cara de chihuahua que tanto le gustaba hacer.
Ya paro, ya paro.- Rió ella. Y luego comenzó a hablar con la familia para que todos dejaran de mirarme. Agradecí el gesto y luego de eso llegaron los postres y seguramente debí de haber engordado un par de kilos por la cantidad de variedades que devore sin pensármelo dos veces. Estaba delicioso, desde la tarta hasta la gelatina, sentía que estaba comiendo en una mesa de reyes. Y lo mejor es que no me avergonzaba de comer mucho porque los demás parecían comer mucho más que yo.
-Esto esta demasiado bueno.- Susurre con angustia mientras ingería otro pedazo de tarta.
-Es muy dulce, me recuerda a ti.
No supe que decir, mis ojos se desviaron hacia los demás comensales en la mesa, todos estaban en su rollo y al parecer nadie había oído lo que Joaquin acababa de decirme. Pero yo lo había escuchado perfectamente y ese era el problema. Sentía su mirada puesta en mi rostro de manera fija, las palabras no me salia por lo que solo me limite a sonreirle, de manera boba seguramente, pues la descarga de adrenalina no me dejaba hacer más.
Después de eso la reunión culmino con todos cantándole las mañanitas a Joaco. Yo reía entre dientes al ver su rostro incomodo y avergonzado mientras los demás aplaudían entre cantos desafinados.
Poco a poco todos se fueron yendo mientras otros limpiaban la mesa y la vajilla. Yo también estaba bastante cansado la verdad por lo que luego de media hora por fin pudimos subir a nuestra habitación.
Debajo de la cama principal había una cama oculta y luego de unos segundos decidimos que yo dormiría en la de arriba y él en la de abajo. La noche se paso como si nada y cuando alcance a darme cuenta ya había amanecido. Ya no me apetecía dormir y no quería perder todo el día en la cama.
ESTÁS LEYENDO
Sin Luz - Emiliaco
Mystery / ThrillerAmar te marca. Te hace dejar a un lado tu egoismo y entregar tu corazón a otra persona. Exponerte a tal grado de darle el poder de curarte y dañarte sin contemplaciones. Amar es sacrificio, es creer en lo que nadie cree. Es querer proteger a la otra...