CAPÍTULO VII

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Cuando Lissa llegó al edificio, estacionó la camioneta, se bajo, puso la alarma y entró al lugar; gente con traje entraba y salía de todos lados, se acercó a la recepción donde una mujer rubia, de piel blanca, ojos azules y cuerpo bien definido estaba atendiendo teléfonos.

—Buenas tardes señorita, bienvenida a la beneficencia Housedream ¿En que puedo ayudarle? —sonrió.

—Buenas tardes, buscó la oficina del Señor Hoffman —dijo nerviosa.

—Claro, tome el ascensor que esta en este pasillo, suba al piso 8 y al salir del ascensor estará un escritorio ahí es.

—¡Oh! Entiendo, muchas gracias.

—Para servirle.

Camino al pasillo, subió al elevador con otras 5 personas, presionaron los botones y comenzó a subir, en ese momento su estómago se comenzaba a sentir algo extraño, una sensación de cosquillas, no había palabras para describirlo, pero unos nervios emanaban y una alegría la inundaba en su interior.

El ascensor se detuvo en el piso 8 y bajo, al abrirse las puertas, había dos escritorios, se acercó al de la izquierda.

—Buenas tardes en que puedo ayudarla.

—Es esta la oficina del Señor Hoffman... —pregunto mientras deslizaba discretamente sus manos en un trozo de pañuelo desechable para limpiarse el sudor por los nervios.

—No aquí es la oficina del Vicepresidente George. La oficina del Presidente Hoffmann es la de ahí —apuntó con la pluma hacia el escritorio donde una mujer de cabello castaño oscuro estaba escribiendo.

—Muchas gracias —se dio media vuelta y se acercó al otro escritorio, la mujer la miro y le sonrió alegremente.

—Buenas tardes, ¿En que puedo servirle?

—Vengo a ver al Señor Hoffman... —le devolvió la sonrisa.

—Muy bien, ¿Tiene cita o... —la puerta de la oficina se abrió y apareció un hombre con lentes y un traje azul apareció.

—Melissa... —callo de inmediato al ver a Lissa —Lissa llegaste. Melissa hazme un favor, que a la Señorita le den un pase, para que pueda entrar y salir cuando ella quiera  —miro de nuevo a Lissa.

—Muy bien Señor Hoffman. Adelante por favor ¿Gustaría algo de beber?  —entró con ellos a la Oficina, mientras David volvía a tomar asiento.

—Oh...estoy muy bien así, muchas gracias señorita.

—Muy bien, con permiso —salió, cerrando la puerta detras de ella, dejándolos solos. Se quito los lentes y los puso en el escritorio y la miro sonriente.


« Santo Dios...es tan guapo. No puede ser porque yo estoy pensando eso, se sabe que siempre hombres como él son casados, con una gran familia, como los accionistas y empresarios exitosos que son. »


—Richard me llamó en la mañana para decirme que vendrías  —se pasó las mano por el pelo.

Límite De Amor Parte 1 #wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora