CAPITULO LXXVI

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-¿Qué te parece?  –se acercó a ella tomándola de la cintura.

-David esto...  -siguió recorriendo con la mirada todo  - ...Esto es una locura...

-¿No te gusta? Pienso que es precioso este lugar, como si lo hubieran hecho para que los dioses se queden aquí  –la miro mientras ella seguía sorprendida.

-¿En qué pensaba el padre de Jordy?

-En un matrimonio, nuestro matrimonio y su noche de bodas  –le hizo el cabello hacia un lado y le dio besos por el cuello.

-¿Cuánto duraremos aquí?  –pregunto preocupada.

-Un mes...  -subió sus besos hasta el oído donde comenzó a susurrarle –Un mes amore mio...  -se detuvo y siguió susurrándole seductoramente  –Saremo soli per un mese... senza niente...

-David...  -suspiro al decir su nombre mientras sentía el cálido aliento de David en su cuello  –Un mes  –se giró y lo empujo a la cama, él se rio y se apoyó con los codos para mirarla, ella se quitó los zapatos y se sentó a horcadas encima de él.

-Te tendré para mí un mes entero sin más...  -se acercó a ella y la beso con pasión, esa pasión que estaba conteniendo desde hace tiempo.

Ella le quito el saco, comenzó a desabrochar los botones de su blanca camisa, mientras el baja el cierre de su vestido aprovecho y acaricio su espalda, ella le quito la camisa, la lanzo al suelo, dejando su pecho al descubierto le dio besos por la clavícula, subió al cuello, acariciaba sus hombros su piel era cálida, el tomo el vestido por la parte de abajo y lo subió hasta quitárselo, dejándola en ropa interior, ella le desabrocho el pantalón, se puso de pie para que el pudiera deshacerse de él, una vez sin él, la acostó y comenzaron de nuevo la lluvia de besos entre los dos, con sus manos acariciaba su cuerpo, sus piernas, comenzó a deshacerse del sujetador hasta que se lo quito y dejo libres sus pechos, peso cada uno y los acaricio suavemente, se desplazó hasta sus bragas y se lo quito lentamente, el también hizo lo mismo quedando desnudos los dos, en la intimidad de esa enorme habitación que sería testigo de la entrega de amor de ese matrimonio.

Siguieron besándose, acariciándose mutuamente, toco su punto de excitación rápida, lo acaricio suavemente, acelerando la respiración de ella, comprobó que estaba húmeda demasiado, hasta que abrió sus piernas sin brusquedad y se adentró en el interior de ella, entre abrió los labios y dejo escapar un gemido, el movió sus caderas, hacia adelante y atrás suavemente, no quería ser extremo ahora en su noche

-Te deseaba tanto... -lo miro y él se acercó a ella para besarla nuevamente.

-Lissa... -dijo agitado.

Siguió moviéndose hasta que ella lo acorralo con sus piernas y lo acerco más para que fuera más profundo, el sonrió con malicia y fue entonces cuando comenzó a moverse un poco más rápido, toco su pechos, paso los pulgares por los pezones, beso su vientre, su cuello lo mordió sin ser violento ni dejar marca ante su piel, ella se aferraba a sus brazos mientras incrementaba su ritmo. Tanto tiempo de haberse contenido, que esto no era nada para sus grandes momento en Italia; Roma. 

Sus cuerpos comenzaban a calentarse demasiado, Lissa tenía el cuerpo salpicado se sonrojes, los ojo estaban cerrados, estaba perdida en el maravilloso placer con su marido. Lissa se levantó y sentó en la orilla de la cama a David y se sentó a horcajadas sobre él, y comenzó a moverse de adelante hacia atrás, David la tomo por las caderas y ella comenzó hacer círculos su placer estaba al borde del límite, cada vez más se sentían más agitados, David volvió a tocar su punto entre las piernas de ella haciéndola jadear más.

-Lissa...vamos así... -su voz era entre cortada.

-David...cariño...sigue...

Los amantes siguieron su ritmo más intenso y acelerado hasta que Lissa sintió como un escalofrió de la nuca hasta los pies le recorría el cuerpo completo, su respiración se volvió rápida, su corazón estaba acelerado, su cuerpo vibraba por el maravillo orgasmo, David gemía y soltaba el aire de golpe, había explotado, parecía que sus almas abandonaban por unos leves segundos sus cuerpos para sentir el mayor de los placeres, David se movió lentamente de nuevo, mientras miraba a Lissa y la llenaba de besos en todo el cuerpo.

-Eres perfecta  –le quito un mechón de la cara.

-Lo que me hiciste esperar valió muchísimo la pena...  -sonrió.

-Deberíamos darnos una ducha y salir a dar un paseo, en la noche por las calles de Roma y podríamos ir a cenar también  –le dio un beso en la frente.

-Me parece perfecta la idea  –David se levantó de la cama y camino hasta el baño, abrió el grifo y dejo que se llenara la tina, después tomo de estantería unas bolas con sales de baño con un aroma a rosas.

-Está listo el baño  –Lissa se bajó de la cama, entro al cuarto del baño y ahí estaba su marido dentro de la tina esperándola, se acercó a él y la ayudo a incorporarse.

Límite De Amor Parte 1 #wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora