CAPÍTULO III

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David Hoffmann se había tomado el día libre de trabajo, bueno no nada más él, también el personal de la beneficencia. Así que dado el día se planteaba ir a ver a Richard su viejo amigo desde hace unos 10 años o más. La última vez que vio fue cuando se casó con Elizabeth y desde entonces perdió contacto así que sería algo bueno hacerle una visita.

La beneficencia HouseDream es un lugar sin duda de trabajo muy importante, siempre le a gustado ayudar. El medio en el que vive no lo hace del todo cómodo, se ha topado con mujeres que siempre las atrae su dinero, mujeres que saben bien que no buscan una relación sería. Jordy su hermano lo ha llevado a fiestas, reuniones, incluso quedaras, citas con mujeres, pero no sale de lo mismo sexo, sexo, sexo.

El de verdad espera que en algún momento encuentre una mujer tan diferente, que le haga enamorarse, poder enamorarla, que llegue algo formal por fin a sus años.



*******


Lissa y Richard llegaron al aeropuerto eran las 9:00 a.m. el vuelo era a las 9:40 a.m., así que cuando llegaron estuvieron ahí dando vueltas, incluso tomaron café y comieron un poco, dado que no les dio tiempo de probar algo. Cuando llegó el momento comenzaron abordar el avión; subieron, buscaron sus asientos y en cuestión de minutos el avión despegó, comenzando el viaje, el cual cambiaría la vida de Lissa quizá por un muy buen rato.

Cuando llegaron a Nueva York, salieron del avión y se fueron a buscar sus maletas, cuando las tuvieron, salieron a la entrada del aeropuerto encontrándose con Elizabeth y su hijo Dylan, la esposa actual y hijo de su padre y ella.

Espero que no les moleste que haya decidido venir por ustedes —le entregó las llaves del auto a Richard, se dirigió a subir el equipaje mientras Elizabeth abrazaba a Lissa —Es un gusto enorme tenerte de nuevo por aquí Lissa. Bienvenida de nuevo a tu seguridad dos hogar.

Gracias Elizabeth. Me da gusto a mi también verte de nuevo —le sonrió mientras miraba a Dylan —Y tu pequeño ¿Cómo estás? ¿Eh?

Subieron a la camioneta, su padre salió del estacionamiento para salí a la carretera, la casa de él era enorme, de hecho se puede decir que vivían en un lugar privilegiado, dado que para entrar tenías que pasar un enorme portón con un guardia y recorrer lo que parecía un bosque; siempre le ha encantado a Richard las vistas de la naturaleza, por alguna razón esto la hacia cambiar de opinión de venir y le mostraba que no era malo del todo.

Llegaron a la casa, su padre la ayudó con sus cosas, cuando entraron los colores definitivamente los habían cambiado, cuando compraron la casa era de colores oscuros y ahora estaba en colores neutrales...el estar adentro le daba una cierta pa interior, subieron a si habitación y su padre dejó las cosas sobre la cama que tenía unas sábanas color castaño medio.

¿Qué te parece el cambio a la casa Lissa? entró Elizabeth.

Hmm...es lindo, se siente un ambiente muy tranquilo con estos colores pálidos... —giró la vista alrededor de la habitación.

Si no te gusta puedes decorarla a tu gusto, sabes que aquí todo mundo puede hacer sus cambios, linda sonrió gentilmente.

Si...gracias Eliza unos pasos se acercaban junto a una voz que era la de Richard que al parecer hablaba por teléfono con alguien.

Aguarda un momento David dijo Richard tapando el teléfono con una mano —Querida, hija -miro a Elizabeth y luego a Lissa —Un viejo amigo vendrá hacerme una visita y lo invitaré a comer ¿Qué les parece?

Estupendo, bueno entonces me voy hacer las compras para la comida ¿Te importa si te dejó un momento?

No te preocupes, yo estoy bien, gracias.

Vamos cariño —salieron de la habitación cerrando la puerta.

Acomodó toda su ropa en los cajones y armario, camino al cuarto de baño dejando sus productos de higiene, cuando termino colocó en un rincón las maletas vacías. Tomó el teléfono y le llamó a su madre para que supiera que ya había llegado, cuando su plática fue breve colgó y se acerco a la ventana, miro la piscina en forma de rectángulo con el agua tan cristalina que se le antojo zambullirse en ella, así que no lo pensó dos veces, se quitó la ropa y saco su traje de baño color negro, tomó la toalla, salió de la habitación, bajo las escaleras, atravesó la puerta que dividía la cocina del jardín, dejó la toalla en una hamaca, entró de nuevo, se encaminó hacia la cocina, abrió el refrigerador saco una jarra de té negro; Elizabeth sabía perfectamente que a ella le encantaba el té negro, tomó un poco en un vaso y salió de nuevo. Dejó su bebida en el piso y se aventó al agua.








Continuará...

Límite De Amor Parte 1 #wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora