CAPITULO LXXXIII

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Cuando amaneció, todos estaban aún ahí, Owen y Robert estaban afuera de la casa buscando indicios de algo, Támara estaba en la cocina preparándole a todos algo, mientras Eve metió a su hija al baño para darse una ducha y se calmara un poco. Después de un rato 2 mujeres llegaron a la casa diciendo que trabajarían en la casa para los Señores así que las dejaron entrar, Owen y Robert las guiaron hasta dentro. Ellas le explicaron a Támara su presencia, en ese momento Lissa y su madre bajaban las escaleras.

Ella es la Señora Hoffmann  —Támara señalo a Lissa.

Señora es un gusto conocerla, el Señor David nos llamó ayer.

Sí, me lo comento. Vengan por favor  —camino a la cocina seguida por las 2 mujeres —Vicky usted podría ayudarme con la limpieza de la casa y algunas veces con las comidas —la mujer sonrio y asintió con la cabeza —Jazz tu por el momento estarás detenida quizá ayudando a Vicky, el bebe que cuidarías... —comenzó a llorar y Tamara entro sacándola de la cocina, mientras Eve tomo su lugar.

Mi hija está pasando por muy mal momento, en la madrugada unos hombres entraron y se llevaron al bebe —las 2 mujeres se miraron asustadas.

¿Pero quien puede ser tan cruel como para separar un bebe de su madre y padre? —dijo Vicky. 

Lo mismo digo. Les pido discreción su esposo esta con la policía tratando de hacer más por el bebe.

No se preocupe Señora, nosotras no diremos nada a nadie. Es una angustia terrible para los dos lo menos que queremos es darles problemas, estaremos aquí pero no se percataran  —dijo Jazz.

Gracias —les sonrio.

Yo rezare mucho por que encuentren pronto a su hijo, para darle tranquilidad a la Señora.

Gracias, de verdad se los agradezco mucho.

Cuando cayó la tarde todos estaban en la mesa comiendo, Eve le pedía a Lissa comer un poco pero se negaba hacerlo, en ese momento la puerta se abrió y entro David, Lissa se levantó de volada y se acercó a el desesperada.

Saben algo por fin.

No... —cerro los ojos —Seguimos igual que al principio —la abrazo fuerte, mientras los demás los miraban.

No entiendo quién quiere dañarnos de esta manera, hacernos tanto mal...

Quien sea lo pagara muy caro, se metieron con la familia equivocada —dijo David con enojo.

Y si... —David tomo su rostro entre sus manos.

No pienses en nada malo por favor, todo estará bien. Lo vamos a tener pronto.

Así será... —dijo en susurro.

Horas más tarde, David y Lissa estaban en la sala, el la abrazaba con amor mientras ella estaba sumida en sus pensamientos junto con él, nadie se atrevía a interrumpir hasta que llamaron a la puerta, Vicky abrió y dos investigadores llegaron.

Buenas noches Señores Hoffmann.

Buenas noches —aunque entraron los policías, David no soltó a Lissa.

Lamentamos la hora, pero queríamos hacerles unas preguntas, sabemos que no es el momento pero son necesarias.

Si adelante —se incorporaron en el sofá.

¿Tienen alguien en mente que quisiera vengarse o algo así?

No... —David pensó.

¿Y si Peter fue? —miro a David, el cual frunció el ceño de inmediato.

No lo había pensado...

¿Quién es Peter?

Un tipo que hace tiempo secuestro a mi esposa con una amiga, pero lo metieron a la cárcel.

Aun así puede ser que él esté detrás de esto. Lo vamos investigar ¿Alguien más?

Johan Boulder —Lissa miro a David confundida —No me veas así, la última vez que vino, su enemistad conmigo no fue muy oculta que digamos.

¿Quién es?

Un abogado que trabaja con mi esposa en el despacho. Quiero que lo investiguen si o si  también —dijo molesto.

Así será Señor Hoffmann.

Una semana más paso y seguían sin hallar nada. Pero un fin de semana lo cambio todo.

Los policías habían ido al despacho de abogados donde labora Lissa Hoffmann, llegando directo con Johan, buscaron en toda su oficinal, le quitaron todos los aparatos existentes y comenzaron averiguar más. Ese mismo día en la tarde le llamaron a Lissa

¿Si?

Escucha con atención —al fondo se escuchaba el llanto de un bebe.

No, no le hagan nada por favor dígame que quiere.

Quiero que sufra como yo sufro por usted, cuando supe que se había casado con ese hijo de puta.

¿Me conoce...?

Que no te importe, solo quiero que sepas que te hare pasar la decepción que me diste a mí.

No, no, no... Puedo darle dinero a lo que pida.

¿Lo que pida?

Si...

Quiero que lo deje a él y venga conmigo.

No, él es mi esposo...

Entonces sufrirás —el llanto del bebe se escuchaba cada vez más. Para Lissa estaba siendo tan duro escuchar a su hijo llamándola. Y luego la llamada se colgó, el número era desconocido, intento llamar de nuevo pero no funciono. Le comento a David todo lo que le había dicho en la llamada y este se enfureció más.

La llamada era de un teléfono desechable, y es alguien que nos conoce a los dos —se sentó en la cama.

De verdad que lo pienso y no se quien pueda sentirse así y que sea cercano a mí y a ti.

Daremos con él, si llamo ahora lo volverá hacer —miro el móvil de Lissa que tenía en la mano.

Límite De Amor Parte 1 #wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora