CAPITULO LXVIII

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Hola belleza, estas de fiesta esta noche

Sí, con permiso —paso a lado del tipo, pero este le tomo del brazo

Déjame invitarte algo y quizá te animas a festejar también conmigo... — se acercó a ella.

Que le pasa está usted muy tomado, suélteme —se zafo de su agarre.

No seas terca puedes pasártela bien. Festejamos en otro lugar...

¡¡Le he dicho que no!!

Hija que pasa —miro al hombre que la miraba —¿Estas bien verdad? —la reviso de la ropa y los brazos.

Si tranquila, solo este hombre que ya está ebrio, vámonos —se dieron la vuelta, pero el hombre se aferró de nuevo a Lissa y ella jalo a su madre del brazo.

SUELTEME LE HE DICHO —comenzó a forcejear con el hombre mientras Eve comenzó a jalar al hombre para que soltara a su hija.

Us-ted...suél-te-me... —empujo a Eve y cayó al suelo de espalda, en ese momento un hombre alto muy alto, físicamente bien trabajado se puso detrás del hombre y lo aparto de Lissa.

Le ha dicho que la soltara —dijo furioso, empujo al hombre pegándolo a la pared —Usted está muy tomado ya, seguridad se encargara de usted —dos hombres fuertes con ropa negra se acercaron al ebrio y lo sacaron arrastras del lugar.

El hombre levanto a Eve del piso, se acercó a Lissa. Ella no supo reconocerlo, estaba demasiado oscuro como para poder mirar su rostro, así que las guio hasta su mesa. Las dos mujeres miraron a Owen con Tamara.

Lo siento pero es que es mi marido y yo no puedo estar sin el —lo abrazo —A aparte no tiene nada de malo verdad

No tonta, claro que no —se sentó abrumada y con miedo junto a Eve.

Por cierto David también está...—miro las caras de las dos, luego miro al hombre que estaba detrás de ellas.

¿Está aquí? —susurro Eve, mientras Tamara señalaba al hombre, Eve y Lissa se giraron y vieron a David que estaba junto a otro hablando, mientras se acercaban a la mesa.

¡¡ESTO ES INTOLERABLE!! —respondió con el ceño fruncido, Eve miro a Lissa sin entender.

Lo sentimos Señor Hoffman, no volverá a ocurrir —se disculpó el hombre un poco más bajo que David.

Espero que cuando vean a un tipo ya ebrio lo saquen del lugar para evitar lo que le paso a mi suegra y mi prometida —dijo furioso, respirando agitadamente, Lissa y Eve abrieron mucho los ojos.

Santo cielos, David eras tú... —dijo Eve con nerviosismo.

Tranquila Eve ¿Estas bien no te paso nada? —le pregunto mientras ella le restó importancia.

Gracias.

Dav... —miro Lissa a David, sus ojos demostraban el terror que había sentido en el momento.

Tranquila. Ya lo hable con el dueño, no debí dejarte sola. Ven acá —la puso de pie y la abrazo. Mientras Eve le contaba el mal momento con un borracho necio a Támara y Owen.

Todos bailaron y se divirtieron hasta las 2 de la madrugada, las amigas de Lissa planeaban irse con los chicos que acababan de conocer, pero Owen y David no lo permitieron estaban más tomadas que las demás así que las subieron a los vehículos. Owen se llevaría a Támara, Elizabeth, Cloe y Natalie. David se llevaría a Eve, Megan, Cassandra y Lissa.

David dejo primero a las dos amigas de Lissa hasta la puerta de su casa, después a Eve y a Lissa a la casa de ellas. Eve entro no estaba muy tomada, mientras que Lissa si estaba un poco más (había bebido para que se le pasara el miedo con aquel borracho del lugar). David la bajo del auto, la cargo y la subió hasta la habitación, donde la recostó, Eve se había despedido de David y se fue a su recamara. David le quito los zapatos y le dio un beso en la frente, cuando ella se voltio, abrió un poco los ojos, lo miro y sonrió.

Hola guapo

Hola hermosa debes dormir, ya es tarde.

Quédate esta noche aquí —golpeo aun lado de la cama.

No puedo tengo que irme, de verdad que es muy tarde, descansa mañana nos vemos —se zafo de sus manos, cuando de repente comenzó a llorar —No, no, no llores

No me amas —dijo en sollozos.

Pero mujer de que hablas si te amo, tanto que por eso nos vamos a casar.

No, no me amas, porque no quieres quedarte —siguió llorando como una niña, David bufo y se pasó al otro lado de la cama y se acostó, abrazo a Lissa y la pego a él como un bebe.

Estas mejor, ya no llores y recuérdame no dejarte tomar la próxima vez —le levanto el rostro y le paso los pulgares por las mejillas para limpiar las lágrimas. Ella se calmó y comenzó a quedarse dormida y venciendo así a David también quedándose los dos ahí dormidos.


«El día de la boda»

A la mañana siguiente la alarma sonó, Eve abrió la puerta de la habitación de Lissa para despertarla, pero se encontró a la pareja dormida, abrazados, se acercó a David y lo movió un poco.

mmm...

David... —susurro —Hoy es la boda..., tienes que ir arreglarte o prefieres hacerlo aquí en otra recamara.

¿Qué hora es?... —se puso el brazo en los ojos.

—Son las 9:00 de la mañana...

¡¡ES LA BODA!! —abrió mucho los ojos y se levantó de golpe despertando a Lissa.

—¡No griten, me duele horrible la cabeza! —tomo una almohada y se tapó la cabeza —¿Qué es lo que pasa?

Me tengo que ir, gracias Eve —se levantó y salió de la habitación rápidamente.

Hija...es tu boda, levántate, el estilista llegara en una hora, tienes que desayunar y darte una ducha.

¿Qué? Como hoy es mi boda —la miro incrédula.

Si

—¡¡Demonios!!—se levantó de un salto de la cama y entro corriendo al baño, abrió el grifo de la regadera para darse el baño, mientras Eve preparaba el desayuno. 

Límite De Amor Parte 1 #wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora