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      Durante el trayecto de la escuela a la casa de Jimin, la pareja charló bastante de lo que habían hecho en la semana mientras se tomaban de las manos. El tiempo se pasó sumamente rápido para ambos, ya que estando con la presencia del otro, todo lo demás desaparecía.

        A penas llegaron a la mansión, fueron amablemente recibidos por las empleadas que ahí trabajaban, quienes les ofrecieron algo para beber o comer. Y una vez más, Yoongi pudo deleitarse con la belleza del hogar, el cual era decorado por colores blancos y dorados, que combinaban perfectamente con los sofás y los adornos. Pero lo que más le encantaba, era que lo cuadros le aportaban una pizca de color al lugar.

        La pareja subió las escaleras tomados de las manos hasta llegar a la habitación del menor, quien estando dentro, corrió hasta su cama para tomar un peluche.

        —¡Mira, hyung! — le mostró un dinosaurio relleno —El fin de semana, le pedí a mi papá que me pagara por lavar el auto, y con el dinero me compré esto.— su sonrisa tocaba cada parte de su oreja.

        —¿Pero para qué querías ese dinero si recibes mesada? — preguntó extrañado, ya que si Jimin le pedía dinero a sus padres, estos se lo daban sin siquiera preguntarle.

        —Quería ganarlo con mi propio esfuerzo... — murmuró mientras jugaba con el peluche.

        El pecho de Yoongi se oprimió por lo adorable que era su novio. Puede que estuviese mimado por sus padres, pero de todas formas, Jimin era alguien humilde que no le presumía a nadie todo lo que tenía. Simplemente era feliz, dejando al dinero de lado.

        El azabache se acercó y lo abrazó, dejando un beso en su cabello —Te amo mucho, Jiminnie...

        Separó su carita del hueco de su cuello para mirarlo —También yo. — sus ojitos se cerraron inconscientemente a penas sonrió
—Le pedí a las empleadas que no ordenaran mi habitación... ¿Me ayudas?

        —Claro que si. — dijo mientras se alejaba para dejar su mochila en el pequeño sofá que estaba en el lugar.

       Y se pusieron manos a la obra. La pareja limpió y ordenó todo lo que era la cama, el escritorio, el suelo y entre otras cosas. Luego de un par de horas, la habitación estaba perfectamente limpia, cosa que hizo a ambos sentirse orgullosos.

        El azabache se sentó en el borde de la cama —¿Hace cuánto que no limpiabas este cuchitril? — preguntó divertido.

        Jimin, quien estaba terminando de acomodar sus chaquetas en el colgador, se giró para mirar al mayor —No lo sé... ¿Una semana?

        —¿¡Una semana!? — sus ojos y su boca se abrieron sorprendidos —¿Cómo puedes desordenar tanto tu habitación en una semana?

        El menor rió antes de cerrar la puerta de su armario para dirigirse a la cama —¡Ya! No seas pesado. — puchereó mientras se sentaba a horcajadas sobre su novio, enrollando sus brazos alrededor de su cuello. Pero al notar que Yoongi no dejaba de mirarlo, alzó una de sus cejas —¿Qué tengo?

        Soltó una risita nasal —Esta es la playera que llevabas el día que nos conocimos...

        El rubio miró su propia playera color rosa pastel —¿Cómo lo recuerdas? — sonrió
—Fue hace....

        —Dos años y medio. — lo interrumpió 
—Acababas de llegar de Estados Unidos y era tu primer día de clases... — sonrió nostálgico
—No recuerdo si estabas leyendo un libro o dibujando en uno de tus cuadernos, pero lo que sí se es que te miré por más de cinco minutos, porque joder, a parte de que nunca te había visto, te veías tan bonito sentado en ese banquito...

You warm me up ✧ KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora