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—¿A donde vas?— preguntó Park Min-Ho a su hijo, el cuál iba con un bolso bajando las escaleras.

        —A la casa de Lisa.— respondió de mala gana.

        Últimamente su padre lo controlaba en exceso. Cada vez que salía, tenía que saber con quién y a donde, era insoportable.

        —¿La muchacha rubia que vino hace unos días?— el menor asintió —¿Cómo puedo saber si en realidad vas a ir a su casa?

        Jimin rodó los ojos y se acerco hasta su progenitor. Desbloqueó su teléfono y puso el chat con Lisa, ahí indicaba que se quedaría a dormir a su casa y que iban a pasarla bien.

        —¿Vuelves mañana temprano o te vas directo a la escuela?

        —Me iré con ella a la escuela.

        Su padre lo miró de pies a cabeza. Su hijo no estaba lo suficientemente bien vestido como para una cita y tampoco sobresalía su olor a perfume. Al parecer no mentía, sólo era su amiga.

        —Puedes irte.— anunció, volviendo su mirada al libro que tenía entre las manos.

        A penas Jimin puso un pie fuera de la casa, sonrió con malicia. ¡Su padre se la había creído! Hizo una especie de baile de victoria y comenzó a caminar hacia la casa de su novio. Había planeado los mensajes y todo lo necesario con Lisa para que lo dejaran salir, y había funcionado.

        Caminó unos minutos hasta que estuvo frente a la casa de su novio. Tocó la puerta, siendo recibido por una de las empleadas.

        —Oh, buenos tardes señor Park. Adelante.— la señora le cedió el paso.

        —Buenas tardes.— hizo una reverencia
—Muchas gracias, con permiso.

        —¡Jiminnie!— la madre de Yoongi lo recibió con los brazos abiertos —¿Como estás, mi niño?

El rubio la abrazó con el mismo cariño.

—Muy bien, gracias. ¿Y tu, EunJi? ¿Cómo va todo?

La mujer se separó —Todo de maravilla, cariño.

—Me alegro. Oh, te traje un regalo.

La sonrisa de la mujer se ensanchó, no solo porque su yerno le traía un regalo, también porque era una dulzura. Jimin era un niño tan educado y gentil. Además su sonrisa era adorable.

—Oh, cariño. No era necesario.

De su bolso, el rubio sacó unos chocolates de marca que traían un lindo moñito en la tapa.

—¡Qué delicia! Muchas gracias, Jiminnie. Eres tan considerado.— el menor le sonrió
—DongJun aún no llega del trabajo y Yoongi está en su habitación.

        Hizo una reverencia muy marcada antes de subir a la habitación de su novio.

        Tocó la puerta un par de veces, pero nadie respondió. Así que tan solo abrió la puerta, escuchando como una canción de Justin Bieber sonaba a todo volumen. Tapó su boca para no reír cuando escuchó como su novio cantaba desafinado.

You warm me up ✧ KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora