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        —Me dijiste que había dejado ropa— puchereó el menor. Hace más o menos media hora estaba buscando la ropa que Yoongi le dijo que había dejado hace unos días. No le importó desordenar ya que el armario ya lo estaba. Suspiró al solo encontrar uno de sus pantalones negros.

        Yoongi, quien estaba recostado en su cama con los brazos cruzados detrás de su cabeza, lo miraba enternecido, sin escuchar nada de lo que había dicho.

        Y por supuesto que Jimin se dió cuenta de que estaba siendo ignorado casi totalmente. Por lo que tomó una polera blanca de su novio y tirándola encima de la cama junto al pantalón. Cerró el armario, caminando hacia el azabache y sentándose a horcajadas sobre el. Yoongi no se movió y solo lo observó con un brillo en sus ojos, Jimin era demasiado hermoso, demasiado.

        El rubio se inclinó hasta sus labios y lo besó. Un beso fogoso pero calmado. Los labios de Jimin eran el puto paraíso: tan esponjosos, tan dulces, tan únicos.

        De imprevisto, Jimin comenzó a mover su pelvis en círculos, provocando que ambos miembros sintieran la fricción de las rasposas telas de los pantalones. Yoongi gruñó en la boquita de su novio, dejándose hacer. En ese momento la velocidad aumentó, despertando una creciente erección en el mayor y haciéndolo jadear.

        —Y-yoongi...— fingió gemir para provocarlo, sabía que hacer eso lo ponía de sobremanera.

        —M-mierda bebé...— gruñó con la voz bastante ronca. Ahí fue cuando agarró al menor de la cintura, incitándolo a moverse más rápido mientras volvía a buscar su boca para besarlo.

        —Esto te pasa por no escucharme— sonrió malicioso y corrió con su ropita al baño antes de cerrar la puerta con seguro para que Yoongi no entrara.

        Luego de salir de su transe miró su dura erección. Se puso rápidamente de pie para tocar varias veces la puerta del baño, muy, muy enojado.

        —¡Joder Jimin! ¡No puedes hacerme esto!— habló fuerte, sintiendo el dolor en su entrepierna —P-por favor bebé, haré lo que quieras...— suplicó —M-mi polla está muy dura... s-solo tu puedes bajarla... por favor...

        Se mordió el labio imaginándose lo dura que estaría su polla, y al instante sintió como su entrepierna empezaba a crecer. Pero se aguantó, le daría una lección.

        —Mmm...— hizo que lo pensaba —Nop.

        —Joder bebé, me las vas a pagar ¿oíste?— dijo pateando una última vez la puerta. Nuevamente se recostó en su cama y bufó, tendría que atenderse solito.

        Luego de ducharse y vestirse, temió un poco al salir del baño y para su gran suerte escuchó como Yoongi recibía a sus padres en la planta de abajo. Bajó casi corriendo las escaleras ya que adoraba a sus suegros. La madre de su novio lo amaba totalmente, siempre velaba por su salud y su felicidad, además trató muchas veces de hablar con los padres de Jimin, sin embargo estos no querían escuchar. Por otra parte, el padre era algo tosco, pero de igual manera era muy respetado y también adoraba ver feliz a su hijo.

        Todos se sentaron a la mesa charlando a gusto. Cabe recalcar que las empleadas también comían con ellos, ya que a la madre no le gustaba apartarlas, eran parte de la familia.

        —Y dime hijo, ¿qué te gustaría hacer cuando salgas de la escuela? Este es tu último año.— preguntó DongJun (el padre de Yoongi) a Jimin.

        El menor pareció pensarlo mientras tragaba la comida que tenía en la boca antes de hablar.

        —En realidad, me gustaría mucho seguir con la danza contemporánea... Pero como no es un trabajo "profesional" según mis padres, estaba pensando estudiar enfermería.— sonrió.

You warm me up ✧ KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora