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        La luz del sol de aquella tarde trataba de iluminar la habitación de Taehyung, sin embargo, era tapado con una pesada y gruesa cortina de un azul marino, que no permitia la entrada de luz. El lugar estaba sumergido en una oscuridad melancólica, acompañado de un silencio doloroso.

El lugar estaba hecho un desastre: libros tirados descuidadamente en el escritorio, ropa esparcida por todos lados... No abstante, la cama estaba intacta, como si nadie hubiese dormido ahí esa noche y ese era el caso.

Taehyung no había dormido en lo absoluto.

        Yacía sentado a la mitad de la cama con una fotografía entre las manos, la cual había observado toda la noche. En ella estaba su madre y su padre sonriendo felices, con la gran Torre Eiffel detrás.

        Acarició suavemente el rostro de su madre con la yema de su dedo. Vestía un lindo vestido amarillo que le llegaba hasta debajo de las rodillas, era su vestido preferido. Acostumbraba usarlo los sábados, según ella era porque le traía suerte. Kim Eun-Bim era una mujer que llamaba mucho la atención, porque a parte de ser bastante hermosa, tenía un gran sentido del humor, era inteligente, comprensiva, independiente, trabajadora. La mejor madre, sin duda.

Junto a ella estaba su padre, el cual la abrazaba de la cintura, con una enorme sonrisa. Kim Sung-Hwa: leal, sabio, amable y humilde, un hombre admirable para los ojos de su hijo.

Puede que no hayan sido la familia perfecta, ya que todas tienen conflictos de vez en cuándo. Pero la amaba. Extrañaba tanto pasar el rato con ellos, estar en su cama con ambos al lado viendo películas, las comidas familiares.

Había llorado toda la noche, toda la mañana y no le importó volver a llorar, su corazón dolía, su alma quemaba.

        Lo necesitaba, necesitaba a Jungkook. Necesitaba tenerlo con él, sentir su aroma, sus labios, que lo abrazara fuerte y le dijera que todo iba a estar bien, que él estaba ahí.

Así que no dudó en llamarlo. Marcó su teléfono y esperó...

¡Tae! — saludó emocionado —Estaba preocupado por ti. ¿Por qué no viniste a clase? ¿Te sientes bien, bebé?

El castaño se sorbió la nariz —J-jungkookie hyung... Es-estoy bien, no te preocupes...— se forzó a no sollozar —¿E-estás ocupado?

Tengo que terminar unas cosas. ¿Por que?

Oh... No es por nada, olvídalo...— inevitablemente un sollozo se le escapo.

Tae, eso fue... ¿Un sollozo?...¿Estás llorando?— una alta preocupación se notó en su voz, y por lo mismo, Taehyung no pudo seguir ocultándolo, comenzando a sollozar fuertemente —Dios Taehyung. ¿Que paso? ¿Te hicieron algo? ¿Te sientes mal? — el menor no lograba formular palabra, inquietando al pelinegro —Por favor, háblame...

T-te necesito acá, Jungkook... Conmigo... Por favor...— suplicó.

El corazón de Jungkook se estrujó fuertemente al escuchar su voz rota. Vió los ensayos por corregir para mañana en su computador. No era tanto trabajo en realidad, podía terminarlos más rato.

You warm me up ✧ KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora