Welcome to the fatherhood-Tom Holland

27.

Isabelle Roberts

—Un café descafeinado por favor—Le sonreí a la chica.

—Ok, vuelvo enseguida.

Mire a Christian que me miraba sonriente.

—¿Cuantos años tienes?—Me pregunto.

—25–Le respondí—¿Tu?

—26–Me contestó, asentí con la cabeza y el río.

—No entiendo cómo podemos pensar tan diferente, tú tienes una familia hecha y yo no quiero nada de eso.

Reí y suspire.

—¿Has estado enamorado?—Le pregunté.

—Si, no lo sé la verdad.

—No conoces ese sentimiento de querer estar todo el tiempo con esa persona y de que el corazón te palpite tan rápido solo con verla que sientes que en cualquier momento te da algo.

—Nunca he sentido eso con alguien.

—Es por eso, tienes que experimentarlo y sabrás lo que se siente.

—Pero ¿Como supiste que lo querías a él para toda la vida y que luego no te iba a gustar otra persona?

—Solo lo sabes, cuando eres feliz y te sientes bien en donde estás con esa persona.

Me sonrió y reí.

—Ojalá puedas encontrar a tu persona.

—Si, suena lindo.

Nuestros cafés llegaron acompañados de muffins.

—¿Por qué Tom no está en la ciudad? Si es que se puede saber.

—Nos vamos a mudar—El me sonrió—a Nueva York—Su expresión cambio.

—¿Nueva York?

—Si—Le di un mordisco al muffin.

—¿Por que tan lejos?

—Antes yo vivía allá, me vine para acá por Tom pero necesito volver.

—¿Cuando se van?

—No lo se, si es que está todo listo, antes de que nazca Emily.

—Que lastima, o sea felicitaciones igual pero perderemos a una gran mujer en el trabajo—Le sonreí—y una gran amiga.

—Claro que no, seguiremos en contacto.

—No es lo mismo—Le asentí de acuerdo.

—Pero igual viajaremos, Tom tiene toda su familia aquí y no queremos que nuestros hijos pierdan el contacto con ellos.

—¿Que piensan ellos sobre la mudanza?

—No les hemos dicho, la verdad no se como se lo tomen.

—Saldrá todo bien—El miro su teléfono—Deberíamos irnos.

Pagamos y salimos para que Chris conduzca a la escuela de Stanley.

—Hola cariño—Salude a Stanley.

—Hola—Dijo desanimado.

—¿Que pasa?

—Me siento mal—Me dijo, quite su mochila y lo tome en mis brazos.

—¿Te duele la cabeza? ¿Que te duele?—Camine con el al auto.

—Quiero dormir—El dijo abrazándome a mi.

—Cuando lleguemos a casa eso va a hacer lo primero que harás—Bese su frente y cerré la puerta de el auto para sentarme adelante.

—Tiene cara de enfermo—Christian comentó.