Capítulo I

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La brisa fría del aire acondicionado, mantiene la habitación a una temperatura agradable y reconfortante para el calor que hace afuera, mientras los estantes llenos de libros sobre estudios de los pokémon, transforman el entorno, dejando entender que estás en un lugar donde los pokémon son estudiados a fondo por personas capacitadas.

En medio de toda la estancia, se encuentra una máquina de acero plateado que emite un aire de misterio para quien no supiera de qué se trataba. Su altura de apenas un metro y medio, deja ver tres pokeballs separadas por unos pocos centímetros entre sí, que daban la impresión de tener poderosas criaturas dentro pero esto era un error porque, no eran más que tres pokémon poco comunes, cuidados en algún centro especializado para su entrega luego de nacer y, justo hoy, estos tres pokemon bien posicionados en sus pokeballs sobre el aparato de acero, serian entregados.

Miré alrededor para ver a los dos niños que me acompañaban sentados en unas pequeñas sillas metálicas y poco cómodas. Los niños se encontraban emocionados y alegres, hablaban sobre correr y jugar en el parque cerca de la villa y que justo por esa razón habían decidido vestir sus shorts azules y franelas blancas, para divertirse luego de la entrega de sus primeros pokémon. Por otro lado yo, ya deseaba acabar con aquella entrega y llegar a casa para ver el paquete que se me fue entregado justo antes de venir acá, y, no pude abrir por el compromiso que ya tenía y al cual estaba por llegar tarde.

Por la espera, ya sentía adoloridas las piernas porque el frío ya empezaba a atravesar la tela del jean que me había colocado y la silla donde estaba sentado no era para alguien de mi edad. A los niños parecía no importarles la espera, porque estaban muy concentrados en qué pokémon tenía esta vez el profesor Abedul para dar como primer pokémon, estaban tan entusiasmados que mencionaron pokémon del tipo dragón, los cuales obviamente no podían ser entregados en esas instalaciones y menos en las condiciones en las que se estaban en ese momento.

El tiempo siguió avanzando y tras una larga espera de dos horas, la puerta del laboratorio al final de la habitación, se abrió de par en par. Un hombre con una bata blanca y con una mirada cansada, ingresó a la habitación con una sonrisa bien trabajada para ocultar el cansancio que tenía encima, con unas cuantas pisadas se acabó por detener a un costado de la máquina con las pokeballs. En un rápido movimiento se colocó unos lentes que colgaban en su cuello por medio de una cinta roja, para poder leer una hoja que había sacado de uno de los bolsillos de la bata.

─Buenos días jóvenes ─saludó el asistente y científico, dándonos una mirada a los tres que llevábamos esperando un buen rato─. Vengo de parte del profesor Abedul, que por circunstancias de trabajo, no pudo asistir el día de hoy ─miró velozmente el reloj en su muñeca derecha, para luego continuar─. Por lo tanto, yo me encargaré de darles su primer pokémon. Ahora deben elegir a uno de estos tres para que los acompañe.

Los niños comenzaron a discutir, puesto que ambos querían elegir primero un pokémon.

─Primero sería bueno saber que pokémon ─mis palabras llamaron la atención de los niños que dejaron de discutir─, nos van a entregar y luego pueden hacer piedra, papel o tijera para elegir o mejor lanzan una moneda y listo.

Antes de que los niños hablaran el científico se adelantó y rápidamente explicó cuáles eran los pokémon que se encuentran sobre la máquina.

─Bueno ─dije con desánimo─, gracias por la información.

Realmente estaba decepcionado, pues yo esperaba que el profesor Abedul, diera pokémon de otras latitudes como Snivy o Froakie que rara vez se habían visto por esta región, pero se daría entrega de pokémon regionales como lo son: Treecko, el geco bosque pokémon; Torchic, el polluelo pokémon; y, Mudkip, el pez lodo pokémon. Esto último no afectó a los niños quienes rápidamente decidieron con una moneda, quien elegiría primero.

Pokemon: Lejos de CasaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora