Capítulo L

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La furia me consumía sin parar. Habían pasado dos días pero mi molestia seguía. El no cumplir con mi misión, era una deshonra para mi, algo tan sencillo como quemar las zonas aledañas al pueblo Po, no lo había logrado por culpa de aquel líder de gimnasio.

─¡Maldito seas, Cortan!

─¡Oye! ¡Ve haber si te calmas! ─grito Rita, quien estaba leyendo una revista o algún periódico─ Supera lo de Po y Cortan.

─¡No puedo!

Lance la taza con el refresco al piso, y, luego me levante de golpe de la silla, dando un fuerte golpe a la mesa. Mi compañero frunció el ceño,para después levantarse y darme una potente bofetada.

─¡Calmate! ¡Eres un miembro de la élite! ¡Mantén la compostura!

Luego de aquel grito volvió a sentarse. Sentía la mejilla derecha palpitar junto a un ardor atroz, por lo que decidí sentarme nuevamente.

Recogí del piso la taza que milagrosamente no se había destruido. Tome el trozo de pan que aún seguía en la mesa y continúe comiendo.

Pasaron varios minutos de silencio hasta que Rita volvió a hablar.

─No puedo creer que Loy con su victoria en la ciudad de Rubí, obtuviera tanta fama. Tanta que es incapaz de venir a nuestra sala.

Termine de tragar el trozo de pan con queso, tomate y lechuga, para responder.

─Es la más joven del N1, debes entender que esa victoria la tiene animada, tanto como para faltar a la reunión de los últimos tres miembros.

─Bueno, apenas tiene dieciocho años. Estás reuniones le deben parecer sin relevancia.

Con los pies arrastre la silla frente a mi, para montar los pies sobre ella. Luego de estar como admire la pequeña sala de reuniones, hecha para los últimos tres miembros del N1. Paredes plateadas, piso alfombrado de color verde, una puerta de baño color blanco, una mesa y tres sillas de madera, ninguna ventana, la puerta de salida y entrada de color gris, y, una pequeña nevera negra. Una habitación simple, en donde se supone que los miembros diez, nueve y ocho, se reúnan para hablar sobre nuestros movimientos y demás actividades. La mayoría del tiempo somos Rita y yo quienes estamos aquí, ya que, Loy tiende a ir de aquí para allá ignorando nuestra presencia.

─¿Estás cómodo? ─preguntó Rita.

─Sí, un poco. Aunque el bofetón sigue doliendo, igualmente ─respondí.

─Eso era para que entrarás en razón ─señaló mientras tomaba un sorbo de su bebida y me veía con sus ojos anaranjados como el fuego─. Debes recordar que no puedes vencer a todos los líderes tu sólo. Hay varios de ellos que son lo suficientemente fuertes como para que tengamos que luchar los dos, juntos.

Deje de verla y fije mi mirada al techo.

─No era necesario el bofetón.

Fue mi única respuesta.

Cerré los ojos para descansar un rato mientras esperábamos la llegada de Loy.

─¡Oye! No uses mi asiento para montar tus pies ─la voz de Loy me despertó.

─Debías de haber llegado más temprano y no quejarte ─respondí con los ojos cerrados─. Estamos desde las nueve esperándote y son las... ─tuve que abrir mis ojos para confirmar la hora en la pequeña nevera negra─ once y ocho.

Baje mis pies para que la chica de ojos púrpura y de joven edad se sentase. Tenia el cabello suelto hasta los omóplatos, su traje estaba impecable al igual que sus botas.

Pokemon: Lejos de CasaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora