Capítulo LXIX

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Ver como la luz de la luna se reflejaba en la coraza verde de Tyranitar me dejo temblando de miedo hasta que caí al suelo, llamando la atención del pokemon. Sus ojos se clavaron en mi y una horrible sensación, recorrió mi ser, sentía como si estuviera viéndo mi alma y mis pensamientos.

Comencé a arrastrarme por el suelo, buscando alejarme rápidamente de allí, no deseaba para nada estar cerca de uno de mis miedos más profundos.

No aparte mi vista del pokemon pero, de pronto una mancha amarilla moviéndose alrededor de Tyranitar llamo mi atención, hasta que el pokemon golpeó el suelo. Mi ojos se abrieron como nunca y mi corazón latía con tan fuerza que sentía que pronto saldría de mi pecho, al ver en su mano derecha a Zeraora, totalmente derrotado. Con el pokemon en su mano, Tyranitar lo lanzó por los aires antes de golpearlo con su cola, arrojando al  particular pokemon eléctrico, muy lejos.

Haciendo uso de su brazo izquierdo, Tyranitar, detuvo el golpe flameante de un Electivire, quien, al ver su fallido ataque se dispuso a usar su dos colas negras para clavar ambas en el cuello de su oponente. Un resplandor amarillo apareció en donde las puntas de las colas se habían clavado, haciendo retroceder al pokemon de roca y siniestro. Lo que sucedió después fue aterrador.

Sin dejar pasar el tiempo tras el ataque, Tyranitar, abrazo a su contrincante y usando su cabeza, empezó a dar potentes cabezazos. El Electivire continuó liberando ataques eléctricos. Chispas salían de sus colas y brazos mientras seguía recibiendo continuamente los cabezazos.

La situación acabo cuando el pokemon eléctrico fue liberado del agarre. Su cuerpo cayó al suelo dejando ver una mancha rojiza y amarillenta en la frente de Tyranitar. Electivire había sido derrotado.

En un impulso de adrenalina logre levantarme del suelo para, correr en dirección opuesta del pokemon pero por sorpresa, Aerodactyl y Zapdos cayeron al suelo mientras continuaban sus ataques usando sus garras y picos y dientes. La feroz batalla entre los pokemon voladores, justo antes de mi partida, me hizo correr hacia un costado para huir del lugar. Segundos después fui detenido por un Persian, sin siquiera haber avanzada dos metros.

Lo primero que note fueron los ojos rojos, viéndome con cautela, y luego la pequeña gema rojiza incrustada en su frente. Su pelaje de color piel estaba parcialmente erizada, como si el pokemon buscará intimidar. Fue en ese momento cuando el pokemon dio un paso hacia mi, el instante en que mis sentidos volvieron en sí. El ruido de los ataques de Zapdos y Aerodactyl de inmediato imbulleron mis oídos, seguidos del gruñido del Persian.

─¡Lek, onda voltio!

El pokemon siguió avanzado, lentamente.

─¡Pink, ataca con las garras!

Mis órdenes fueron fritada a todo pulmón.

Una extraña sonrisa se plasmó en la cara del Persian, era extraña por eso y casi por reflejo, gire a ver la dirección donde estaba Cortan. Lo que vi fue como un golpe en el estómago que me dejó sin aire.

A pocos metros del líder de gimnasio, un Electivire y un Zeraora, peleaban contra un Toxicroak y un Magneton, siguendo las órdenes del rubio. La pelea parecía a favor de Cortan, sus pokemon se veían superiores a los tres Magnemite unidos y al pokemon boca tóxica, quienes no lograban asestar un golpe. Pero, a varios metros de aquel combate doble, con su cuerpo casi negruzco estaba Pink, al principio se veía como un charco negro con trazos rosados pero, era evidente que era mi pokemon. En ese pequeño segundo, entendí lo que había sucedido.

Debido a que no tenía la runa autómata, desactivada, Pink y Lek sintieron mis emociones de miedo y terror hacia Tyranitar por lo que decidieron atacarlo para protegerme, pero, su resultado fue fatal. Ambos terminaron derrotados y con muchas heridas.

Pokemon: Lejos de CasaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora