Capítulo LXIV

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Debían llevar casi cinco minutos, intercambiando golpes entre ambos, cuando Electivire dejo la pelea retrocediendo de Lek. Mi pokemon se impresionó y fijo sus ojos en su contrincante que se alejaba de él.

─¡Atento, Lek! ─ordené mientras me fijaba en la mirada del líder.

Electivire se detuvo cerca de sus entrenador y Zapdos. Acercó sus colas a el ave legendaria y ésta libero una gran cantidad de electricidad. En ese momento lo supe, Electivire, estaba recuperando sus fuerzas y aumentando su poder.

─¡Lek, no dejes que se recargue! ¡Usa puño fuego!

Luego de asentir, Lek, corrió hacia su contrincante con su puño derecho en llamas. Fue allí cuando cometí un terrible error.

─¡Intercepta con puntapié y golpealo! ─ordenó el rubio.

Casi al instante Zeraora se desvaneció, para aparecer frente a mi pokemon. Lek, no pudo esquivar el golpe de Zeraora a sus piernas por lo que perdió el equilibrio y entonces, el pokemon de afiladas garras propinó un potente golpe en el rostro de Electabuzz, dejando a esté tirado sobre el suelo.

─Esta situación no ayudará ─susurre mientras apretaba la pokeball de Pink─. Lek... perdón pero...

Casi al instante el pokemon eléctrico de menos de metro y medio, se levantó del suelo con un salto. Su mirada era aún confiada y segura. Aún así no quite mi dedo del botón de la pokeball.

─¡Lek, si quieres hacer esto sólo, termina con ésto de una vez! ─grite.

El entrenador con el que combatía, comenzó a reírse antes de decir:

─Un Electabuzz no tiene ninguna oportunidad contra un Zeraora y un Electivire, al mismo tiempo.

Su risa se mantuvo hasta que su Zeraora voló a un lado de él. Lek en un ataque de ira ─lo entendí por la transmisión de emociones de la runa─, golpeó con su puño en la cara del raro pokemon. El impacto fue tan fuerte que el pokemon quedo varios metros detrás de su entrenador.

Electivire quedo sorprendido tal como Zapdos, ambos giraron bruscamente para ver donde había caído Zeraora.

Lek sin recibir órdenes y actuando de manera propia, se abalanzó sobre Zapdos y Electivire. El ave legendaria reaccionó a tiempo y alzó vuelo para esquivar el puñetazo helado pero, su compañero pokemon no lo hizo. Su cuerpo fue arrojado varios metros, dejando a Lek cara a cara con el entrenador rubio.

─Un ataque de ira le da a todo ser vivo un aumento en su fuerza ─señaló el entrenador a Lek, que mantenía sus puños brillando de un azul celeste─. Aún así, fuerza es fuerza y poder es poder.

─¡Lek, no lo hagas! ─exclamé al ver como movía su puño derecho hacia atrás para atacar al líder─ ¡Lek!

Un chasquido fue acompañado luego por un potente y estruendoso golpe. Una pared cristalina y casi transparente detuvo el golpe de Lek.

─¡Sí tus pokemon no te obedecen eres una decepción como entrenador! ─exclamó el hombre─ ¡Zapdos, aleja a esta alimaña de mí!

La acá legendaria de plumas amarillas y negras, descendió con sus garras hacia adelante para atacar a Lek, quien, casi de inmediato se alejó del líder de gimnasio para esquivar el ataque y las garras.

─¡Como líder de gimnasio del pueblo, West! ¡No puedo permitir que un pokemon bajo las órdenes de un entrenador, ataque a un humano! ─dijo el hombre elevando su voz─ ¡Actuaré como verdugo y castigaré a ese pokemon!

─¡¿Qué demonios querías hacer?! ─pregunte a gritos a Lek, ignorando las palabras del líder─ ¡Te ordené algo y me desobedeciste, Lek!

No tarde en ver una como Lek, se arrodillada hacia mi con la cara hacia abajo. Una sensación de disculpa y arrepentimiento, me invadió. La runa que seguía activa, me indicaba las verdaderas intenciones de Lek. Aún así, el haber desobedecido, era una mala señal.

Pokemon: Lejos de CasaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora