Capítulo XXX

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El sonido del viento me despertó rápidamente, de inmediato tuve que protegerme los ojos, el sol del atardecer me cegaba. Me senté en una especie de colchoneta azul. Vi a mi alrededor y solo note otra colchoneta, una fogata y mi mochila cerca de la fogata.

─¿Dónde estoy?

En ese momento recordé todo lo que vi mientras que iba en el carro y me fui en vómito. A mi mente llegaban las imágenes de las personas muertas, sangrando o mutiladas y estas mismas imágenes estaban acompañadas por pokemons en las mismas condiciones. Vomite tanto que sentí como se me bajo la tensión y después que me faltaba el aire.

─Calmate, Matt.

Tres voces diferentes dijeron a lo unísono esas dos palabras. Cuando gire a ver a mi alrededor vi a Marshadow, Zygarde y aun pokemon muy raro de ver incluso en mi mundo, Xatu. Según dicen las malas lenguas que estos pokemons son capaces de ver el futuro, en mi mundo nuca se llegó a comprobar pero aun así se mantenía cierto culto a ellos. Xatu movió su redonda cabeza verde y me miró fijamente con sus ojos negros, después empezó a caminar hacia mi con lentitud.

─Gracias por salvarme de nuevo, Zygarde y Marshadow.

El núcleo produjo algo que puedo llamar risa y Marshadow solo sonrió.

─Fui yo quien te salvo y a nosotros nos salvo Xatu ─la voz de un hombre mayor me hizo girar con velocidad hacia atrás. Estaba vestido con una camisa blanca y un mono marrón. Su cabello blanco se movía lentamente con el viento─. Estábamos esquivando a los soldados de Novaca cuando vi el carro donde ibas volcarse. Después Xatu nos teletransporto hasta aquí.

─Y, ¿quién es usted? ─pregunte.

─Él es el guardián del clan espiritual, mi guardián ─volví a girar y me perturbe al ver como el pico amarillo de Xatu se movía─. Nuestra misión es guiarte de aquí hasta cierto punto.

─¡¿Pue... puedes hablar?!

Había entrado en pánico otra vez, mis manos temblaban y mi corazón latía a millón.

─Te ayudaré a calmar tu estado. Ver todo esa masacre te impacto más de lo que había previsto ─Xatu estiró una de sus blancas alas y tocó mi frente. No tardó en que mis malos pensamientos se fuesen─. Así, esta mejor ¿Cierto?

─Sí...

Luego de sentarme cerca de la fogata para comer unas bayas y tomar un té,  me explicaron toda la situación.

El ataque hacia la ciudad había sido hace pocas horas, por lo que mis dudas de haber pasado varios días desmayado se desvaneció. Sal fue casi destruida por los Gravelers arrojados desde el cielo, los Charizard y Braviary lanzado sus ataque contra los edificios y construcciones, y los Nidoking desatados, la situación fue controlada por Lisa, que acabo con casi todos los pokemons y soldados en menos de dos horas, aunque de ella huyeron dos miembros de N1. Además la guerra había empezado al sur del país, y no sólo era Novaca quien había declarado la guerra, sino también, Diciem. No estaba de acuerdo en eso, ya que, como me había explicado Cit, el reino de Diciem había propuesto un pacto de paz.

El tema quedo atrás cuando pregunte acerca de Xatu y por qué Marshadow y Zygarde estaban dejándose ver por el guardián. Primero que nada el miembro del clan Espiritual me explico que Xatu era el último de su especie por lo que se embarcan a su misión final, por otra parte el mismo me explico que cuando me rescataron Marshadow opuso resistencia, pero gracias a la labor del núcleo azul no llego a mayores, todos quedaron en buenos términos y se enfocaron en mi, dejando de lado si los pokemons hablan o no.

Ya la noche había caído y comimos de cena muchas bayas recolectadas por el viejo guardián ─me sorprendí al saber que no es tan viejo como parece, apenas tiene cincuenta años pero su apariencia física junto a su poca altura lo hacen verse mucho mayor─, todo estuvo delicioso y bueno para mis pokemons que comieron hasta estar llenos.

Pokemon: Lejos de CasaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora