Pokemon: Lejos de Casa

Capítulo XVIII

Tras el cegador brillo de la roca, me encontré sumergido en una oscuridad absoluta. Mi mente divagaba en aquella calma mientras mis pensamientos se concentraban en un modo de volver a casa, pues eso era lo que deseaba en aquel momento.

En un instante y sin anticipación, un resplandeciente circulo de color verde emergió en aquella oscuridad y segundos después, una esfera azul y una esfera roja se manifestaron desde el círculo verde. Mis ojos admiraron aquellos colores que de pronto parecieron vibrar con violencia.

Una explosión de colores cálidos y fríos envolvió todo el entorno, disipando así a la oscuridad y trayendo consigo a dos figuras gigantescas que expulsaban una descomunal energía y se miraban el uno al otro. La primera de las dos criaturas que pude ver, fue a Groudon en su estado original, su cuerpo tenía varias espinas desde el cuello hasta en la cola, sus garras eran grandes y afiladas mientras su cuerpo parecía estar compuesto de magma; la segunda criatura, era Kyogre con su aspecto original, sus monumentales aletas azules se mantenían inmóviles, su gigantesca cola se movía lentamente y su cuerpo azulado desprendía una brillante luz dorada desde el interior.

Tanto Groudon como Kyogre tras unos segundos de admirarse, se dieron la espalda y cada uno tomó su rumbo pero con cada paso y aleteo de estos, creaban instantáneamente tierra y agua, tan pronto como ambos pokémon se alejaron mi visión comenzó a verse sacudida sin cesar, una y otra vez mis ojos no lograban percibir más que un violento movimiento que parecía no detenerse. Cuando por fin, todo se detuvo no pude evitar sentir un horrible miedo en mi interior, pues mis ojos presenciaron una ola tan grande que una montaña quedaba diminuta ante esta, pero sin que tardase mucho un gran trozo de tierra uniforme emergió desde las profundidades y detuvo la gigantesca ola, tal impacto fue estruendoso y destructivo.

Al momento en que todo se silencio tras el golpe, emergieron desde puntos opuestos Groudon y Kyogre. Los dos pokémon al verse gritaron con todas sus fuerzas mientras expulsaban cantidades descomunales de energía que ennegrecieron y nublaron el cielo. Luego de varios gritos, ambas criaturas volvieron al ataque. Masas gigantes de agua arrojadas por Kyogre desde sus costados chocaron contra grandes trozos de roca que emergían desde los pies de Groudon. Ninguno de los dos daba una señal de querer perder.

La lucha de ambas criaturas estaba rodeada de un destructivo caos, pues todo alrededor de las criaturas se despedazaba y perecía. Cualquiera que estuviera allí estaba presenciando el fin del mundo.

Finalmente, Kyogre y Groudon detuvieron sus ataques cuando un grito se oyó desde un punto más allá de las nubes. Ambos pokémon vieron al oscuro y nublado cielo para notar como un brillo verdoso iba iluminando cada nube y trozo del cielo, después de unos segundos de espera Groudon y Kyogre arrojaron ataques a cada centímetro del cielo para eliminar aquello que se encontraba sobre ellos, pero fue en vano, pues cuando los dos se detuvieron para hacer una comprobación, volvieron a oír un grito aun más fuerte y aterrador que antes.

Antes que los pokémon reanudarán su ofensiva contra el cielo, las nubes se desvanecieron, dejando ver un azulado y verdoso cielo, donde un imponente pokémon de piel verde levitaba con calma. Groudon y Kyogre, gritaron al recién aparecido pokémon pero éste no se inmuto, al ver que sus gritos no fueron respondidos, Kyogre y Groudon, cargaron nuevamente ataques contra el pokémon que levitaba.

Kyogre arrojó desde sus fauces un potente y gran chorro de agua, que el pokémon de piel verde, desvaneció al ataque tocar su cola. Groudon no se quedó atrás, pues hizo que de la tierra a sus pies emergiera un pilar de tierra y rocas, pero esté ataque fue repelido por uno de los brazos de la criatura verde, ya que al pilar tocar las garras del pokémon que se mantenía en el aire, se hizo polvo.

Todo se mantuvo en silencio tras aquello. Las olas, la tierra y el aire, ya no producían ningún sonido, todo fue silenciado hasta que se oyó una voz, diciendo: