Pokemon: Lejos de Casa

Capítulo XIX

Había pasado ya una semana desde que llegué al reino de Diancie, y mis pokémon entrenaron muy duro con los Carbinks más fuertes de la reina, así como, con los entrenamientos de Marshadow. Ahora mis pokémon eran más fuertes y más capaces, además tenían un nuevo compañero que también resultaba ser ya muy fuerte y capaz.

Noibat tras recuperarse de las heridas de su combate contra los Carbinks, se encariño conmigo y mis pokémon por lo que acabé sin opciones de unirla a mi equipo, pues ella interrumpió cada entrenamiento y descanso para estar a mi lado y juguetear. Cuando la acepté dentro mi equipo y la nombre Baty, Noibat voló por varios minutos mientras soltaba gritos de alegría y alguna que otra onda ultrasónica que acabaron mareándome.

Por otro lado, Marshadow se había reencontrado conmigo una hora más tarde luego de la visión con la piedra del conocimiento ─que acabé guardando en mi mochila tras quedar totalmente verde y Diancie indicar que ya no podía enterrarla─, pues había tenido que informarse de la situación que estaba aconteciendo a lo largo del mundo donde nos encontrábamos. En pocas palabras, Marshadow dejó claro que había una situación muy tensa entre Sier y Novaca, dos países que no se llevaban muy bien y que parecían entrarían en guerra pronto, gracias a esta situación, la pokémon había indicado que de ahora en adelante podría disminuir la comida que traería, como no tenía más remedio me conforme con lo que traía. También la pokémon añadió que se mantenía una búsqueda de mi persona y por ello se estaban realizando fuertes controles en el bosque, y finalmente, la noticia que más le preocupaba por el modo en que lo comentó fue la siguiente:

─Al sur de éste país se registró el avistamiento de Yveltal, cerca de un conocido bosque llamado Gema ─su voz denotaba cierto miedo─. Como en todas partes, avistarlo es señal que algo grande está por pasar, y te puedo decir que no es la posible guerra que pueda suceder entre estos dos países.

Dicho ese comentario, Marshadow no quiso ahondar más en el tema, y yo decidí no insistir, aunque eso no evitaba que no dejara de preocuparme. La pokémon insistió mucho con los entrenamientos, aunque Diancie le decía que nos dejará descansar, Marshadow no desistió y mis pokémon junto a mi continuamos entrenando constantemente.

Durante los entrenamientos llevados a cabo, logré notar en que destacaban mis pokémon, lo cual ayudó a Marshadow a realizar mejores entrenamientos para mejorar las características de combate de mis pokémon. Fire, se destacaba por su poder bruto y buenas defensas; Gelatino, poseía una alta agilidad y destreza para adaptarse al combate; y, Baty, sobresalía en la velocidad y voluntad para seguir adelante. Conjuntamente también me fije en que mientras más fuertes se hacían mis pokémon, yo me desgastaba mucho más rápido, puesto que sus vínculos conmigo eran mucho más fuertes que antes, y por lo tanto más exigentes hacia mí, así que Marshadow había comenzado unos entrenamientos nada prácticos que eran para hacerme más fuertes y resistente.

Me encontraba sentado cerca de mis pokémon quienes se relajaban tras unos extenuantes entrenamientos. Mi cuerpo temblaba y dolía a pesar de no haber hecho mucho aquel día más que dar órdenes y dirigir los entrenamientos, pero acabó quedando inmovil cuando vi a Marshadow caminar hacia mí.

─Ya que tus compañeros han entrenado suficiente, es tu turno de empezar a entrenar ─su cuerpo empezó a brillar de un color rojizo─. Aunque tu conexión sea muy alta con los tres, tú no ayudas del todo.

─Sé que debo volverme más fuerte ─dije mientras me levantaba─. Pero tus entrenamientos son horribles.

─Es necesario que te entrenes físicamente y mentalmente, para que así tus pokémon no se desgasten tan rápido ni tú lo hagas ─explicó con seriedad─. Recuerda que su conexión y poder depende de ambos lados. El suyo y el tuyo. La CHP es como una balanza que por obvias razones necesita estar en equilibrio.