Capítulo LXV

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La guerra en el lado oriental se movía de una manera extraña. Las tropas marítimas y terrestres del reino de Diciem, se retiraron luego de robar el fragmento del prisma rojo. Esa acción inesperada desmotivo a Novaca y sorprendió a nuestro militares y a los altos cargos gubernamentales, quienes obligaron a aumentar las medidas de seguridad en los otros dos fragmentos que teníamos bajo nuestro poder.

Nadie espero que el viajero apareciera en la fortaleza oriental y luego de sobrevivir a un combate con Zarez, robará el único fragmento del prisma rojo que teníamos. Han pasado cuatro días desde que él muchacho desapareció. Apesar de hacer un rastreo en la zona donde el heredero de Bosquel nos indicó, no hemos podido hallar nada ni un rastro del muchacho.

─¡Oye, Trexo!

Al oír mi nombre volví a la realidad. Tuve que parpadear hasta que mi vista se acomodo.

─¿Qué sucede, director Finik?

Un rostro de desagrado fue lo único que vi, del director de las fuerzas especiales de Sier. Cerró la puerta tras él justo después de mi pregunta. No se si su rostro fue por la simpleza de la habitación o por la altura que se dejaba ver por la gran ventana a mis espaldas

─¡No podías haber elegido otra habitación de descanso en un piso inferior! ─dijo el director con su particular voz grave.

─Y tú podrías dejar de comer golosinas. Esa barriga tuya cada vez la veo más grande ─el director colocó sus manos sobre la camisa del esmoquin que traía─. Además deja de vestirte como un espía elegante, ya no eres uno, sino el jefe de ellos.

─Ja, ja, ja, que gracioso Trexo ─dio dos aplausos antes de sentarse en el gran sofá negro donde estaba─. Cuando pides que solo dejen un sofá en medio de una habitación vacía, es porque estas estresado, muy estresado.

─¿Lo dices por tus investigaciones? ─pregunte.

─Te conozco desde que tengo ocho años, se como eres ─respondió el director─. Además es por éso que no me gusta que me llames por mi apellido. Es más sencillo que me digas Marcos.

El hombre a mi lado derecho tenía razón. Lo conozco desde que tengo nueve años y siempre que estaba estresado, sacaba todo de mi habitación para relajarme y concentrarme, era por eso que había pedido dejar exclusivamente el sofá en medio de esta sala de paredes azules y piso verde, ya que daba ese toque de tranquilidad que buscaba.

─Director Marcos...

─¡No vengas con esas! ─exclamó Marcos─ ¡Sólo dime Marcos! ¡Por Arceus, somos los mejores amigos y vienes con esas! ─de pronto saco una cajita azul de su bolsillo izquierdo─. Si no supiera que cuando empiezas con tus chistes y estupideces, es porque estas estresado, ya te fuera dado una buena tunda.

─Estás muy gordo para eso.

─¡Ves! Cuando me dices gordo, es porque estas enojado y estresado ¡Odio tratar contigo cuando estas así!

Decidí controlar mi mal humor, debido a que Marcos, tenia mucha información que decirme, información importante.

─¡Esta bien, Marcos! ¡Dejaré los malos chistes! ─señale viendo los ojos verdes de mi mejor amigo.

─¡Bien! ─luego de eso saco varios caramelos morados de la caja que tenía en mano, y se los comió─ Como sabes desde el ataque a la base aérea Diglett, donde participaron Cortan, Koy y Roberto hace seis días, los ataques se han incrementado a los largo del suroeste del país, y, el reino de Diciem retiró sus tropas además de firmar un pacto de rendición y enviar una compensación por los daños.

─Sí... ─recordé la cara del embajador cuando entrego la carta. Su rostro era el de alguien que no se arrepentía de lo hecho por su país─ El hecho que no podíamos decir lo del fragmento los favoreció, supieron como jugar contra nosotros.

Pokemon: Lejos de CasaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora