Zeraz me llevó hasta un gimnasio no muy grande, que se encontraba apartado de la mansión. Desde afuera parecía un simple edificio gris muy alargado con varias ventanillas redondas en filas de tres, pero, por dentro era diferente. La luz que entraba por las ventanillas alumbraba todo el interior de manera natural, lo que evitaba el uso de bombillas o cualquier fuente de luz en lo alto del techo (o si estaban no era capaz de verlas). Una gran cantidad de asientos azules rodeaban un gran campo de batallas, el cual tenía un pozo de agua en medio y varias rocas enormes dispuestas de manera irregular, pero dejando un área libre para el campo de visión de los entrenadores que fuesen a combatir. El sitio era muy llamativo para mí, pues no había visto otro gimnasio así antes.
Zeraz me llevó a los asientos VIP del gimnasio, los cuales destacaban del resto por tener asientos acolchados. El silencio se mantuvo entre ambos, lo cual resultaba ya incómodo.
La chica se veía ansiosa por la batalla.
Poco a poco las butacas se llenaron de gente y al pasar los minutos lo que comenzó como varios murmullos se convirtió en un bullicio. Las personas se notaban emocionadas por lo que se avecinaba. Deseaban con muchas ganas que el combate empezará. Así que entendí que lo que estaba por suceder, era poco común en aquel lugar.
─¿Pasan pocos combates en éste gimnasio? ─pregunté.
─No ─respondió la chica─. Solo que es raro que el verdadero líder de este gimnasio combata por la medalla.
─¿Por qué? Si él es el líder de éste gimnasio, ¿no debería siempre hacer los combates por la medalla que defiende? ─inquirí.
Mis preguntas quedaron flotando en el aire, pues el ruido de una campana hizo que la sala se silenciará. De una de las puertas de la zona de combate (a mi derecha), salió el líder Trexo. Ahora vestía unas prendas bastante peculiares que parecían no combinar. Un pantalón azul y una franela verde fluorescente hacían conjunto con unos zapatos grises, esta combinación de ropa me parecía fuera de onda, para la clase de persona que Trexo había demostrado ser hacia un rato, en su estudio.
─Mi padre, siempre con sus locuras. ─dijo Zeraz mientras se levantaba y comenzaba a aplaudir, lo cual hizo que otras personas le siguieran.
─¿Es común que haga eso? ─le pregunté mientras volvía a sentarse y los aplausos cesaban.
─Pues sí ─al ver que su respuesta fue directa prosiguió para añadir─: Cuando alguien logra superar su prueba, se viste extravagante para luchar contra su oponente.
─Okey, okey. Entiendo. ─me expresé sin realmente entender.
─Sí, ese hombre está loco. ─volteó a verme y empezó a reír a lo bajo.
Habían ya pasado varias horas desde que el combate finalizó. Me encontraba sentado en la grama del jardín viendo como la noche y las estrellas ocupaban el cielo. Cada cierto tiempo una fuerte brisa fuerte golpea mi rostro, dejándome oler el mar y la arena. Ese aroma a mar me hizo recordar la primera vez que estuve en una playa con mis padres, quienes hacían una visita al Sr. Fuji. Fue un día espléndido aquel viaje.
Ya tenía un buen rato sentado cuando una mano tocó mi hombro y me sacó del trance en el que estaba. Giré y ví a Zeraz, quién sonrió para luego sentarse a mi lado. Ella no dijo nada por lo que yo preferí no decir nada tampoco.
Pasaron varios minutos de silencio en lo que simplemente mantuve mi vista en las estrellas, hasta que la chica soltó un largo suspiro.
─Mi padre llevaba tres años sin perder un combate pokémon ─dijo Zeraz finalmente─. Es increíble.
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Pokemon: Lejos de Casa
FanfictionEl camino para volver a casa no será simple, decenas de pruebas, misterios y batallas se interpondrán en la misión que Matt tiene para regresar a su hogar. Es alejado de todos los lugares que conocía por Palkia, ahora en esta nueva región llena de m...