Capítulo XXVI

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No podía creerlo. ¡Yo, si yo, soy un secreto de estado!

─¡¿Por qué yo?!

Mi pregunta fue acompañada con un golpe a la mesa. En ese momento llego el mesero con la orden, se consterno al verme parado y dejo sobre la mesa los platos con los sándwiches para luego irse rápidamente.

─Primero come y luego hablamos, no quiero que se enfríe la comida, se ve muy deliciosa. Además debes saber que este tren lleva personal militar.

No rechiste y volví a sentarme.

Comí y bebí rápidamente, Tim se tomó su tiempo pero cuando finalmente culminó de beber la leche de Miltank, me vio con mucha seriedad. Sus ojos castaños me vieron de arriba a abajo.

─El Alto Mando junto al directivo del gobierno, te denominaron secreto de estado, por los pokemons extintos que tienes pero específicamente por Ditto. Lisa, que será la científica que realizará las pruebas, tiene la teoría que se podía transferir la habilidad de transformación a otros pokemons y así estos se harían más fuertes.

─¿Entonces no me darás mis pokemon? Porque como lo dices parece que no tendré a mis pokemons en bastante tiempo...

─Tranquilo. Toma aquí están ─hizo una seña y el mesero apareció con una bandeja plateada donde tenía tres pokeballs, las cuales tome─. Gracias, ya puedes retirarte.

La persona se retiró y de inmediato saque a mis pokemons. Los revise con rapidez y luego los volví a guardar dentro, eso no le gusto pero me pareció lo mejor.

─Lo otro por lo que eres un secreto de estado es por la información que tienes sobre el futuro. Esa es la razón por la cual, Lisa quiere hablar contigo, ya que, la IA que cargas contigo es bastante avanzada, tanto así que con la tecnología que tenemos no pudimos quitar el código de bloqueo de tus pokeballs ni activar el reloj que llevas.

─En pocas palabras, esa tal Lisa, va a experimentar también conmigo.

─Decirlo así suena feo. Ella sólo quiere conversar.

─Si conversar será tenerme encerrado entre cuatro paredes hablando sin parar, no lo quiero.

Después de eso la discusión continuo pero no llegamos a nada.

Como aun faltaban cuatro horas para llegar hasta ciudad Sal, así que decidí dar un paseo por los vagones. Realmente no conseguí más que habitaciones y un vagón parecido a una sala de juegos, pero como el tren lleva personal militar no está activo, de resto fui al último vagón, donde fue rechazado mi avance por dos guardias, quienes me explicaron que tenia prohibido el paso, no insistí y me devolví al vagón de juegos.

Realmente era un vagón para las apuestas, ya que, había mesas de póquer, de la ruleta y dos tragaperras. El lugar estaba solo pero aun asi, necesitaba paz, por lo que me senté en una de las sillas de las mesas de póquer.

Seguí viendo los árboles atraves del cristal de la ventana.

─¿Quieres saber que hay en ese último vagón?  ─preguntó Marshadow.

─¿Tú trajiste mi mochila? ¿Cierto?

─Sí, fui yo. Crei que dejar la mochila que te regalaron seria un insulto para tus padres. Además hay están las megapiedras.

─Gracias. De verdad gracias, Marshadow.

─Entonces...

─No tengo interés, realmente no lo...

Fui interrumpido cuando Zygarde apareció tras un resplandor verdoso.

─Te va interesar saber que en ese vagón, llevan el prisma azul.

Pokemon: Lejos de CasaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora