Capítulo XXIII

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Desde mi llegada a la mansión era vigilado atentamente por un Watchog, un pokémon que no me perdía de vista, hiciera lo que hiciera. Los ojos rojizos del pokémon captaron cualquier movimiento que llevará a cabo alguno de mis pokémon y yo, lo cual acabó siendo molesto e incómodo pues la mirada del pokémon resultaba ser perturbadora luego de un rato.

En la habitación en la que había estado semanas antes, seguía como había estado en un principio, por lo que luego de ducharme y alimentarme con un buen plato de avena, decidí recostarme sobre el colchón. La sensación acolchada fue espléndida luego de semanas teniendo que dormir sobre el áspero y rocoso suelo de la cueva.

Mis pokémon se mantuvieron en calma, a excepción de Baty que volaba por doquier, pues era su primera vez en una habitación humana, aunque luego de un rato se aburrió y se acostó sobre mi pecho. Gelatino se transformaba una y otra vez en el Watchog, para luego agitar la cola cerca del pokémon que nos vigilaba, pero éste lo ignoraba o le gruñía para que mi pokémon dejara de molestarlo. Fire se quedó sentado a un costado de la cama y acabó por dormirse.

─Gelatino vuelve a tu forma y deja a Watchog.

Luego que la masa gelatinosa rosa volvió a la normalidad y terminó por recostarse sobre la cama.

Todos terminamos por dormirnos, luego de un rato, pues habíamos tenido un largo día y poco descanso.

Aquella noche y después de varios días sin sueños, tuve uno.

Estaba sobre la cama en la que me había dormido, pero en vez de estar en la habitación, estaba sobre un gran charco de agua que se extendía viera a donde viera. En el cielo, había un par de nubes muy blancas justo sobre donde estaba la cama.

─¿Dónde estoy? ─pregunté al aire─ ¿Qué es esto? ─me cuestioné al ver como la cama se volvió polvo─ ¿En qué momento llegué aquí?

Salté de la cama y caí sobre el charco, que resultó no estar húmedo ni mojar mi cuerpo.

─Calmate ─sentenció una solemne voz─. No te has ido a ninguna parte, solo que estás en lo más profundo de tu mente.

─¡¿Quién anda ahí?! ─grité mientras veía a todos lados.

─Tranquilo, Noah. ─ordenó la voz.

─Esto es un sueño ─dije mientras comenzaba a caminar─. Debo calmarme. ¿Quién eres? ─pregunté viendo al cielo.

Durante varios minutos no se volvió a oír la voz.

─Es mejor que no sepas quien soy, aun no es tiempo de que conozcas mi nombre, aunque ya lo conozcas ─indicó la voz desde lo alto del cielo─. Estoy aquí para que sepas que te van a comenzar a perseguir, así que, te daré tiempo para aumentar tus habilidades de combate. Tú conexión es muy alta, de las más altas que he visto. Prepárate.

─¿Qué dices? ─inquirí─ Si este sueño será una pesadilla, gracias por la advertencia.

Nunca tuve respuesta a la pregunta y al final me quedé vagando por aquel plano azulado y vacío, con las nubes siguiéndome arriba en el cielo.

Desperté bruscamente.

Aquella salida del mundo de los sueños fue lo bastante agitada para dejarme un tanto mareado. Mientras parpadeaba y mis pensamientos se alineaban, algo se mantenía golpeando mi brazo de manera constante y cada vez más fuerte.

Acabe por sentarme y vi rápidamente la habitación. Watchog estaba recostado contra la puerta, con los ojos semiabiertos y los brazos cruzados. En la cama dormían plácidamente mis pokémon cada uno apartado del otro pero estando Baty más cerca de mí.

Pokemon: Lejos de CasaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora