Capítulo 8 parte "a"

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NUEVA YORK, Domingo 18 de Agosto/1996

Mientras en la sala de aquella casa Candice se quedaba cómodamente atendiendo a su visita, Terrence entró a su recámara, caminó en dirección a su escritorio y ahí dejó su computador. Después de quitarse los lentes y conforme los dejaba sobre el mueble, se frotó los ojos. Acto siguiente, se dirigió hacia el sofá para acostarse un rato.

Estando allá, perdió su mirada en el techo tratando de no pensar y mucho menos sentir lo que en ese momento le carcomía por dentro... los celos... porque debía reconocer que sí estaba celoso de su mujer y más de ese extraño que había aparecido en su casa.

Recostado en el sofá y apoyado su codo en el respaldo de éste, Terrence primero se pasó una mano en su cabello. Luego, la cerró para darse con su puño golpecitos en la boca.

De pronto y sin dejar de mirar a la nada, comenzó a recordar cómo había llegado a esa situación...

Primer Flashback

PARÍS, FRANCIA, Lunes 1 de Agosto /1994

En el Aeropuerto de París Orly, Terrence aguardaba impaciente la llegada de su esposa. Ya llevaba ahí un par de horas esperando, y su humor no era muy sano que digamos, hasta él mismo se había sorprendido de su repentino cambio que comenzó justo al otro día de su arribo a Cancún, México, lugar donde gracias a uno de sus amigos le había facilitado una hermosa villa aislada en Playa Secreto, paradisiaco único en el mundo por su pureza, tranquilidad y belleza, además de la excelente ubicación al estar apenas a unos escasos minutos del aeropuerto mexicano.

Allí, fue donde él pretendió disfrutar de la compañía de Karen por toda una semana. Más no contaba con que un ser flaco y sin gracia comenzaba a invadirle el pensamiento y, con ello quitarle las ganas de destramparse con su amiga, y no precisamente por el patadón loco que le había acomodado dejándoselo como recuerdo si no...

Segundo Flash Back

Era casi la medianoche y, sorprendentemente Terry no conciliaba el sueño, primero porque no podía explicarse que apenas a su segundo día que había llegado, no podía estar tranquilo, además de que su "amigo" lo estaba haciendo quedar mal echándole a perder sus planes. Así que, aprovechando el insomnio, en silencio él se levantó de la cama, dejando a su compañera y buscando la salida.

Descalzo, el hombre descendió las escaleras, cruzó la sala y salió por la puerta que conducía directamente a la alberca. Atravesó el puente dentro de ella y llegó al primer escalón donde daba inicio a la playa. Conforme avanzaba lentamente llevando las manos en los bolsillos de sus pijamas, él hacía círculos con sus pies sobre las arenas blancas.

Después de jugar un rato, Terrence finalmente fue a sentarse en una pequeña sala que había ahí, teniendo como mesa de centro un grueso madero; y en medio de éste estaba incrustada una sombrilla. Ahí, él ocupó uno de los mullidos sillones; y recostándose perdió su mirada sobre las aguas serenas del mar.

Karen, —habiéndolo sentido levantarse—, caminó hacia la terraza del segundo nivel de aquella gran palapa que era el diseño de aquella casa, y lo observó todo el tiempo. Haciendo una mueca de sonrisa, ella sacudió la cabeza, devolvió sus pasos, tomó su ligera bata que estaba en la cama y decidió ir a su encuentro.

Minutos más tarde, Terrence la sintió llegar, y miró de reojo cuando la castaña se sentaba a su lado. Enderezándose, él puso sus codos sobre sus rodillas y agachó la cabeza mientras que ella lo miraba de perfil.

— Lo siento — él se disculpó. — No sé lo qué me está pasando — se excusó.

— Es porque sigues pensando en ella — dijo Karen debido a lo observado.

Castillo de MentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora