Noviembre/2010
— ¿Prométeme que te cuidarás? — Candice pedía mientras sostenía el rostro de su guapo hijo.
— ¡Mamá, por favor! — respingó el chico de los afectos amorosos de su madre y mirando hacia donde un auto lo esperaba.
— Gulyad —, la rubia lo hizo mirarlo a los ojos.
— Está bien, señora mía, me voy a cuidar — el chico respondió y dio rápidamente un beso en la frente.
— Llámame en cuanto llegues —, ahora la mujer lo abrazó.
— Eso sí no te lo garantizo.
El jovencito se zafó y comenzó a descender saltando de dos en dos por las escalinatas, y con la advertencia:
— ¡Terry!
La rubia buscó ayuda de su marido, el cual terminaba de hablar por el celular y asomaba la cabeza por el barandal de concreto que rodeaba la veranda del segundo nivel de su casa, pero sólo para decirle:
— Ya, mujer, déjalo ir. Sus amigos ya lo están esperando.
— ¡Gracias, papá! — dijo Gulyad, y se despidió sacudiendo su mano hacia el castaño. — ¡Los amo, y los veo en dos semanas!
Los padres de aquél lo vieron subir en una camioneta Explorer; y desde ahí, cada uno parado donde estaba, observaron como el vehículo se perdía por el camino empedrado hacia la salida de esa residencia.
Seguidamente, los dos adultos, al mismo tiempo ingresaron a la casa; y conforme Candice se dirigía hacia la sala donde había dejado a su pequeña Ellie, Terrence aparecía por el corredor de la planta alta con Bryce quien le hablaba y le mostraba lo que con su cámara de video había captado durante el viaje del mes de mayo cuando su padre los había llevado a Francia en lo que él y su madre asistían al evento del Festival de Canes.
— Ya quita esa cara, preocupona — dijo Terrence en cuanto hubo llegado a ella y se sentó a su lado; previamente, le había dado un beso en la cabeza. — Gulyad estará bien. Además, yo tengo todo lo necesario y dónde podemos localizarlo.
— Lo sé — respondió ella levantando unos folletos informativos.
— ¿Y Liam? — preguntó el castaño y lo buscó por el lugar.
— Está en la otra sala jugando con sus videos.
— ¿Vamos? — Terry la invitó.
— Sí
Con la positiva respuesta, la rubia fue ayudada a levantarse; y mientras ésta llevaba consigo sus papeles, Terrence tomó en brazos a su pequeña con dos de sus juguetes para ir hacia el lugar mencionado.
Al llegar allá, encontraron al diablillo con todo el volumen del sistema de audio, pero para él no era suficiente, porque también producía los ruidos de las balas o lo que estuviera jugando.
— ¿Puedo jugar? — preguntó Terrence después de haber bajado a su hija y conforme se acercaba a su travieso ocurrente.
— Sí — Liam contestó.
Posteriormente, el niño entregaba el control remoto a su padre para que éste cambiara de juego, y que sus dos hijos, junto con él, pudieran participar.
Y en lo que los tres guapos hombres se preparaban para iniciar lo que sería un divertido combate, sentadas en la alfombra y conforme interactuaba con su nena, Candice observaba los movimientos de todos y cada uno...
... empezando con su hija quien le entregaba una pieza del abecedario para que la pusiera donde correspondía, pero además le enseñaba:
— "eme" de mamá
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Castillo de Mentiras
FanfictionESTA HISTORIA, COMO LAS ENCONTRADAS EN MI PERFIL, SON DE MI TOTAL AUTORÍA. NO DE DOMINIO PÚBLICO. Sin saber que uno ni otro existía, la engañosa conveniencia los obligará a estar juntos, aprendiendo los dos en el trayecto a soportarse, y quizá con e...