Cuando Candice finalmente pudo incorporarse...
— Los tres... — ella hizo pausa para tomar aire, — son juegos de cartas — lo instruyó, pero volvió a reír.
— ¡Aaaah! — exclamó el castaño con exageración y siguió con sus puntadas. — Entonces, ¿no era para mí la indirecta?
— No, para nada — dijo la fémina, y las risas se escucharon de nuevo al oírlo:
— Es que yo me dije: "Candice no se quedó con las ganas de insultarme por haberle destruido su castillo, y ahora hasta quiere infundirme terror" — él seguía diciendo y la rubia no paraba de reír; pero, el castaño fingía valentía: — Bueno, ahora explícame esos juegos porque la verdad... nunca los había escuchado — él confesó con honestidad y sin dejar sus gracias.
— Está bien — respondió la mujer; se reincorporó en su asiento, se aclaró la garganta y comenzó a explicarle: — lo iremos haciendo conforme el juego.
— ¡Me parece más que excelente!
— Comencemos con... IDIOTA.
Ella trató de ocultar su risa, pero no pudo ya que Terrence se llevó la mano a la cabeza, se la rascó, con su lengua empujó un mejilla y decía con divertido sarcasmo:
— Y aquí vamos otra vez.
No obstante, la rubia ya no quiso hacerle caso sino nunca jugarían; por ende, le entregó nueve cartas y retomó la explicación.
— Estas tres cartas, se quedan boca abajo.
El castaño asintió viendo como ella ponía sus cartas. Luego...
— Estas tres, quedan boca arriba —; la joven repitió el movimiento anterior; — y estas tres puedes verlas sólo para ti.
El instruido, tomando su juego, diría valentonamente:
— ¿Y qué vamos a apostar?
— Lo que tú quieras — dijo Candice sin titubear y poniendo el resto de las cartas sobre la mesa.
— ¿Segura? — pidieron aseveración mirándosele con picardía.
— Sí — contestó la rubia firme y seriamente mientras miraba su juego.
— ¡Esa voz me agrada! — afirmó él no demostrando que su diablillo travieso interior le saltó feliz.
— ¿Quieres intercambiar cartas?
— No, por el momento.
— Bueno... el siguiente paso es que sólo jugarás con las tres cartas que tienes en las manos.
— "Ajá" — se escuchó por parte del contrincante.
— Tira una carta — indicó Candice, y Terrence soltó un ocho de corazones.
— ¿Tienes más números iguales? — ella preguntó y él negó, indicándosele: — Si fuera sí, las bajas todas al mismo tiempo, y de preferencia, siempre lanza los números menores — Nina recomendó.
— Okay.
— Bien, ahora, toma una carta de aquí — la rubia señaló el montón, — porque siempre deberás tener tres arriba—. El castaño obedeció. — Entonces, yo debo lanzar un número igual o superior, más nunca menor —. Ella lanzó un nueve de tréboles de las suyas. — ¿Tienes la adecuada? — volvió a preguntar diciendo de inmediato: — Si no, usa el comodín que es el dos, diez o el as, y si no tienes ninguno, la jalarás de aquí — ella volvió a poner su mano en la fila de cartas para robar o descubrir. — Si la elegida no es superior o igual... todo esto... — Candice indicó las cartas ya jugadas, — será para ti, y la oportunidad para el contrario de lanzar cualquier carta — aconsejó para luego ordenarle: — Ahora hazlo.
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Castillo de Mentiras
FanfictionESTA HISTORIA, COMO LAS ENCONTRADAS EN MI PERFIL, SON DE MI TOTAL AUTORÍA. NO DE DOMINIO PÚBLICO. Sin saber que uno ni otro existía, la engañosa conveniencia los obligará a estar juntos, aprendiendo los dos en el trayecto a soportarse, y quizá con e...