Capítulo 14 parte "b"

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Cuando Candice finalmente pudo incorporarse...

— Los tres... — ella hizo pausa para tomar aire, — son juegos de cartas — lo instruyó, pero volvió a reír.

— ¡Aaaah! — exclamó el castaño con exageración y siguió con sus puntadas. — Entonces, ¿no era para mí la indirecta?

— No, para nada — dijo la fémina, y las risas se escucharon de nuevo al oírlo:

— Es que yo me dije: "Candice no se quedó con las ganas de insultarme por haberle destruido su castillo, y ahora hasta quiere infundirme terror" — él seguía diciendo y la rubia no paraba de reír; pero, el castaño fingía valentía: — Bueno, ahora explícame esos juegos porque la verdad... nunca los había escuchado — él confesó con honestidad y sin dejar sus gracias.

— Está bien — respondió la mujer; se reincorporó en su asiento, se aclaró la garganta y comenzó a explicarle: — lo iremos haciendo conforme el juego.

— ¡Me parece más que excelente!

— Comencemos con... IDIOTA.

Ella trató de ocultar su risa, pero no pudo ya que Terrence se llevó la mano a la cabeza, se la rascó, con su lengua empujó un mejilla y decía con divertido sarcasmo:

— Y aquí vamos otra vez.

No obstante, la rubia ya no quiso hacerle caso sino nunca jugarían; por ende, le entregó nueve cartas y retomó la explicación.

— Estas tres cartas, se quedan boca abajo.

El castaño asintió viendo como ella ponía sus cartas. Luego...

— Estas tres, quedan boca arriba —; la joven repitió el movimiento anterior; — y estas tres puedes verlas sólo para ti.

El instruido, tomando su juego, diría valentonamente:

— ¿Y qué vamos a apostar?

— Lo que tú quieras — dijo Candice sin titubear y poniendo el resto de las cartas sobre la mesa.

— ¿Segura? — pidieron aseveración mirándosele con picardía.

— Sí — contestó la rubia firme y seriamente mientras miraba su juego.

— ¡Esa voz me agrada! — afirmó él no demostrando que su diablillo travieso interior le saltó feliz.

— ¿Quieres intercambiar cartas?

— No, por el momento.

— Bueno... el siguiente paso es que sólo jugarás con las tres cartas que tienes en las manos.

— "Ajá" — se escuchó por parte del contrincante.

— Tira una carta — indicó Candice, y Terrence soltó un ocho de corazones.

— ¿Tienes más números iguales? — ella preguntó y él negó, indicándosele: — Si fuera sí, las bajas todas al mismo tiempo, y de preferencia, siempre lanza los números menores — Nina recomendó.

Okay.

— Bien, ahora, toma una carta de aquí — la rubia señaló el montón, — porque siempre deberás tener tres arriba—. El castaño obedeció. — Entonces, yo debo lanzar un número igual o superior, más nunca menor —. Ella lanzó un nueve de tréboles de las suyas. — ¿Tienes la adecuada? — volvió a preguntar diciendo de inmediato: — Si no, usa el comodín que es el dos, diez o el as, y si no tienes ninguno, la jalarás de aquí — ella volvió a poner su mano en la fila de cartas para robar o descubrir. — Si la elegida no es superior o igual... todo esto... — Candice indicó las cartas ya jugadas, — será para ti, y la oportunidad para el contrario de lanzar cualquier carta — aconsejó para luego ordenarle: — Ahora hazlo.

Castillo de MentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora