Capítulo 11 parte "b"

999 164 83
                                    

Flash Back

Desde el día que Candice Walker apareciera, —y ayudada por la nueva secretaria Annie Bright—, Susana se dedicó a investigar a la primera, tomando con más seriedad el asunto al empezar Terrence a poner distanciamiento entre ellos.

Por ende, y por medio de uno de los colaboradores de equipo, la periodista le pagó extra para seguir los pasos de la esposa del castaño; y ese personaje era el que la tenía bien informada de los planes de Walker, no investigando solamente a ella, sino al mismo doctor Albert Andrew del que sabían era un hombre correcto, íntegro y muy capaz en su profesión, pero que como todo ser humano... tenía sus debilidades.

"Curiosamente" a unos días antes de que se llevara a cabo el segundo intento de inseminación, Candice, acompañada de Alistar, asistió a la clínica para hacerse unos últimos análisis.

Susana, —habiendo hecho cita con el ginecólogo y mientras aguardaba a que fuera atendida—, vio salir a la rubia Walker y encontrarse con aquel guapo moreno, procurando todo el tiempo que ese par no percibiera la presencia de la presentadora.

Cuando Malone entró a consulta, esperó hasta el final de la misma para hablar con el doctor.

Andrew, —el cual se había girado, caminado hacia el archivero y creído que la paciente había dejado la oficina—, se extrañó bastante de ver su presencia ahí en el momento que volteara y la viera ocupando su asiento.

— Perdón, pensé que habíamos terminado... ¿olvidamos algo? — él cuestionó conforme se dirigía al escritorio, más nunca se sentó.

— Oh no — exclamó Susana. — Solamente quiero preguntarle algo de nuevo.

— Usted dirá.

— ¿Está completamente seguro que estoy embarazada? —, Malone, desde su lugar, le dedicó una inocente mirada.

— Se lo acabo de comprobar... tiene seis semanas — Andrew confirmó apenas sonriendo.

— Pero... está todo bien, ¿verdad? — ella insistió.

Y precisamente la insistencia, al doctor extrañó; y con cortesía contestaba:

— Ya le dije que sí... pero... ¿pasa algo? — él inquirió.

— Sí — respondió la rubia honestamente; y al segundo siguiente solicitaba: — necesito cierto favor de usted.

— No la entiendo... ¿qué tipo de favor? — preguntó el rubio frunciendo el ceño; y es que la actitud sospechosa de aquella, ya no le estaba gustando.

De la nada, bueno de su bolso, Susana sacó un sobre manila y se lo entregó.

— ¿Qué es esto? — cuestionó el galeno; lo tomó y la miró con gesto molesto al sentir el volumen de aquel envoltorio.

— Mire su contenido — dijo la rubia sonriendo astutamente.

El doctor abrió lo recibido, sacó buenos fajos de billetes y cheques firmados en blanco.

— ¡¿Para qué es esto?! — él preguntó extrañado.

— Para que oculte la verdad y mienta a Candice Grandchester.

— ¡¿Qué está diciendo?! — el hombre gritó ofendido.

— Lo que escuchó — dijo la anunciadora levantándose de su asiento.

El galeno recuperando su tono de voz habló.

— Lo lamento, pero yo no hago esa clase de negociaciones.

Castillo de MentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora