Capítulo 8 parte "b"

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Continuando con el primer flash back

Los siguientes días fueron fatales para la rubia ya que debía seguir a sus "madres" adonde ellas quisieran. Lo único bueno que vio de la estancia de aquellos, fue la innecesaria presencia de su esposo quien seguía recibiendo indicaciones de su suegro y así no tenía que fingir ante nadie más que su inconformidad, cansancio y aburrición.

Eso sí, en cuanto sus padres desaparecieron, la rubia, en compañía de Marie y Leagan, recorrió la ciudad entera... pero antes...

— Debo volver a América. ¿Vienes conmigo? — hubo preguntado Terrence cuando disfrutaban el desayuno en la terraza de su suite.

— ¿Te molestaría si no lo hago? — contestó Candice sin despegar sus ojos de los alimentos.

— No — dijo el castaño honestamente contrariado; más recuperó postura pronto y... — ¡Por supuesto que no! — lo verificó queriendo sonar seguro e indiferente. Aún así escuchó la justificación de ella:

— Me gustaría quedarme para conocer más la ciudad y... seguir ¿cómo lo planeado? — finalmente Candice lo miró a los ojos para saber su respuesta.

— Claro, como tú gustes.

Y ese sábado 13 de agosto de 1994, fue la última vez que Terrence y Candice coincidieron y se vieron porque... conforme el tiempo pasaba, la rubia encontraba la ocasión idónea y la excusa perfecta para evitar tanto a sus padres como a su marido, comprometiéndose ella a hacerles llegar a éstos las dichosas tarjetas postales de los lugares por donde andaba.

Y como Terrence también tenía su orgullo, siguió pagándole a su esposa con la misma indiferencia que ella ya le mostraba. Y no era tanto porque en verdad él quisiera hacerlo, sino que se concentró en su maestría que le empleó más de un año; y mayormente al anunciársele del retiro de su padre político quedando él como nuevo Presidente de las Empresas Walker.

Por lo mismo, el castaño tuvo que improvisar carrera de negocios, pero como su capacidad de inteligencia era mucha, pudo manejar los dos ramos: su profesión y la compañía, ¡ah! y sin olvidar que también debía vigilar la de su propio padre mientras éstos seguían de placentero viaje.

Por eso, las cartas que Candice mandaba él nunca las leía a tiempo, y cuando lo hacía se daba cuenta de lo tarde que era, además, de que nunca visitaba "su hogar" y era ahí donde la rubia las enviaba, y por ello Nina creía que su marido seguía teniendo desinterés en ella al no responder ninguna de sus cartas.

Lamentablemente en el camino y en el transcurso del último año, Terrence se topó con Susana Malone, la cual era parte del staff de la televisora donde el castaño había adquirido acciones para empezar a incursionar en el medio, hasta que tuviera la oportunidad y tiempo de seguir con su proyecto personal al que tuvo que dejar a medias para atender los negocios de la familia.

La rubia ojo azul, por su parte, no daba paso sin huarache y, aprovechándose no sólo de su posición en la compañía sino de la ausencia de la señora Grandchester, pues quiso probar suerte con el guapo y nuevo accionista excusándose de mil pretextos para estar cerca de él y, con ello se les empezó a involucrar sentimentalmente hasta que la oportunista lo consiguió, aunque apenas llevaban un par de meses de relación cuando Candice apareció.

. . . . .

La rubia Walker, —al quedarse en Europa—, después de que su esposo se marchara y recorriera la Ciudad Parisina como lo prometiera, decidió visitar Tenerife, una de las siete islas que forman el Archipiélago Canario en España.

Gracias a que Alistar le había enseñado el buceo, ella lo tomó como su deporte favorito, además, aprovechando que en la isla había escuelas, Nina aprendió el surf y windsurf que le ayudaron a ejercitar y moldear un poco su cuerpo.

Castillo de MentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora