NUEVA YORK, Miércoles 5 de Noviembre /1997
Reunidos en la sala de juntas, los directivos a cargo de cada uno de los departamentos que conformaban la Compañía Walker en la Gran Manzana, hacían entrega de sus reportes estadísticos a su presidente ejecutivo, para que éste a su vez, los presentara a los inversionistas mayoritarios en la próxima Junta Anual.
Sentados todos alrededor de la mesa, Terrence, a la cabeza de ésta, y Candice a su izquierda, ponían atención a la persona que estaba al frente y que exponía diversas diapositivas gráficas las cuales indicaban los grandes avances de las ventas obtenidas en los últimos tres meses, después de aquel altibajo de julio, cuando el presidente dejara su puesto en manos de su esposa.
Mostrada la última fotografía, el aparato proyector que plasmaba las imágenes fue apagado, y las luces del área prontamente encendidas. El expositor levantó su trabajo, caminó hacia donde Grandchester y le entregó su reporte por escrito.
Terrence lo aceptó pasándolo de inmediato a su esposa para él poder decir:
— Al parecer todo está perfecto. Excelente trabajo, señores — los complementó.
Un "Gracias" en general se escuchó. No obstante, y antes de dar por terminada la sesión que hubo durado más de dos horas, el castaño quiso cerciorase:
— ¿Hay algo que quieras exponer, Candice? ¿Duda o comentario?
— No, ninguna. Todo está bien — rápidamente hubo respondido ella mirando a los presentes y dedicándoles una sonrisa que fue correspondida.
— Siendo así, pueden retirarse, caballeros. Muchas gracias por todo.
Los directivos se pusieron de pie en el momento que el guapo ejecutivo diera la orden.
Minuto siguiente, Terrence se levantó para caminar hacia donde la secretaria tomaba las últimas notas, y ordenarle pasara de inmediato la minuta de trabajo.
La morena ojo azul asintió con la cabeza y salió en conjunto con los representantes para ponerse a trabajar en lo solicitado.
Mientras los antes ahí reunidos salían, el matrimonio se quedó a solas.
Terrence, después de haber hablado con la secretaria, conforme se acercaba al área de cafetería se iba doblando las mangas de su camisa blanca.
— ¿Quieres café o té? — ofreció el castaño a su esposa.
— No, nada — dijo ella sin despegar sus ojos de un documento.
— ¿Estás bien? — preguntó él en lo que vertía el líquido caliente en la taza de porcelana.
— Sí. Sólo...
La rubia se interrumpió y se rascó la cabeza con la punta del lápiz que sostenía en la mano.
— Tienes dudas — aseveró Terrence, y rió antes de beber de su té.
La joven mujer, desde su asiento, lo miró aceptando:
— Algunas.
Ella puso su codo en la mesa y apoyó la barbilla sobre la palma de su mano izquierda para presumir sin vergüenza:
— Pero tengo la ventaja que nadie tiene, y esa es: que ¡mi presidente! me lo explica total y personalmente.
— Sí, claro — dijo él con cierta mofa y girándose para acercarse de nuevo a su lugar.
Antes de ocupar su asiento, Terrence dejó su taza en la mesa para tomar el periódico que estaba a un lado. Después de revisarlo:
— ¿Tienes algo qué hacer esta noche?
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Castillo de Mentiras
FanfictionESTA HISTORIA, COMO LAS ENCONTRADAS EN MI PERFIL, SON DE MI TOTAL AUTORÍA. NO DE DOMINIO PÚBLICO. Sin saber que uno ni otro existía, la engañosa conveniencia los obligará a estar juntos, aprendiendo los dos en el trayecto a soportarse, y quizá con e...