8. Un Aullido Más

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Midoriya había acabado con sus primeras horas de entrenamiento con el resto de omegas y suspiró cansado sabiendo que dentro de unas horas le seguiría el personalizado

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Midoriya había acabado con sus primeras horas de entrenamiento con el resto de omegas y suspiró cansado sabiendo que dentro de unas horas le seguiría el personalizado. Estaba aprovechando el poco tiempo libre que tenía hablando con su actual guardaespaldas de cualquier cosa. Después de todo, ya no podía estar ni un segundo solo. Ya lo había conversado con Bakugo, pero este se negaba a dejarlo solo aún teniendo esa marca temporal. Ya había pasado buen tiempo desde lo que pasó y lo sucesos traumáticos de aquella noche ya no lo atormentaban tanto como en ese entonces. Se estaba quedando dormido cuando a lo lejos pudo escuchar unos pasos viniendo de manera apresurada poniéndose en guardia. Segundos después la puerta fue abierta de manera estruendosa dejando ver a un beta totalmente agitado.

- 246! ¡solicitamos su ayuda! – la chica de moños se puso alerta por la intromisión a la habitación y se posicionó frente al omega y sacó un cuchillo

- Toga! Ellos solo necesitan de mi ayuda – le reprendió el pecoso

- Pero Izuku – dijo alargando la última letra un poco fastidiada

- 246 tenemos a un omega muy problemático y necesitamos de usted – lo miró serio – órdenes directas del alfa

Midoriya suspiró y se encaminó a seguir a los betas junto a Toga detrás de él sin bajar la guardia. Después del último incidente el alfa, como le decían a Shigaraki, la había enviado para ser su escolta personal sin opciones a cambiarla por otra persona. Bakugo se limitó a gruñirle a la alfa que no intentara nada con el omega y le dijo en su cara que no confiaba nada en ella. Si Midoriya lo pensaba bien, no era tan malo tener a Toga siguiéndolo a todos lados, la marca temporal renovada cada cierto tiempo hacía que se sintiera protegido, pero no evitaba que no se sintiera incómodo cada vez que ella invadía su espacio personal y su extraño comportamiento hacia él y la actitud que tomaba cuando el alfa rubio cenizo llegaba y la hacía desaparecer de su vista. Era una chica extraña y misteriosa, casi parecía una niña cumpliendo sus caprichos y travesuras.

Al acercarse a la habitación nombrada el omega percibía fuertemente el miedo de la persona que estaba allí, se podían escuchar sus gritos y cómo trataban de callarlo. Al entrar pudo ver a dos betas y dos alfas reduciéndolo en el piso, pero el omega seguía poniendo resistencia viendo a todos lados tan concentrado en encontrar la manera de escapar que no notó la presencia de otro omega en la habitación.

- ¡suéltenlo! – gritó el peliverde molesto - ¡¿qué creen que están haciendo?!

- Estaba intentando escapar e intentó manipular a uno de los alfas – explicó uno de los betas y el omega cerraba sus ojos con fuerza

- Les pido que lo suelten y me dejen a solas con él – los miró con dureza

- No vamos a hacer eso – le dijo el alfa

- Ustedes necesitan de mi ayuda

Si había algo que el omega había aprendido era a tratar a todas las especies solo con sus feromonas, unas más problemáticas que otras, pero si se concentraba lo necesario podía llegar a conseguir lo que quería. El peliverde soltó feromonas que indicaban una amenaza sutil y los "invitaba" retirarse del lugar de manera no tan sutil. Los betas fueron los primeros en ir soltando al omega, pero los dos alfas no se movían.

Nuestra libertad [Tododeku][Bakushima]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora