41. Remordimiento

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Se removió nuevamente en su sitio tratando de no despertar al alfa que se encontraba descansando a su lado. Últimamente su pareja se encontraba muy ocupado con trabajos de la agencia, los registros, informes y tener que cargar con su situación actual. Se sentía tan inútil, no sabía cómo el alfa podía con todo encima suyo. Sacudió la cabeza y apretó sus ojos con fuerza, no iba a tener esos pensamientos de nuevo. Hundió su cabeza en la almohada y volvió a girar para ver al alfa durmiendo plácidamente, no habían podido hablar en todo el día y eso lo mortificaba, pero su pareja lograba contagiarle un poco de ánimos solo con estar a su lado unos segundos.

Estaba intentando no pensar en nada, pero no podía evitarlo. Definitivamente no podría dormir esa noche tampoco. Quitó con cuidado una de las sábanas y le levantó a paso lento. La vida le pesaba en ese mismo momento para ser sinceros. Ni siquiera podía decidirse en qué hacer, nuevamente estaba llorando por no poder hacer nada.

Nunca podía hacer nada. Ni siquiera pudo advertirles a los demás cuando aun estando escondido se dio la ubicación de todos mientras traían cargado a uno de los miembros de su manada al borde de la inconsciencia. Sus piernas no se movieron y solamente optó por cubrir su boca para no ser descubierto. No pudo hacer nada más. Se sentía protegido al lado, pero sus inseguridades volvían a penas de alejaba de él. Aún era presa de sus miedos y jamás podría escapar de eso.

Todo sucedió tan rápido que no recuerda la mayoría de cosas que le sucedieron o cómo llegó a salir, su memoria estaba borrosa en aquél momento. Lo único que recuerda es correr, correr lo más lejos que su cuerpo le permitiera. No podía hacer nada más en ese instante. Jamás podría contra los alfas de Shigaraki él solo así que solo optó por pedir ayuda. Poco le importó arrancarse el rastreador que traía puesto y causarse una herida grave a consecuencia de eso. Solo quería salvar a todos, así que solo corrió y corrió aun cuando abandonó el boque y divisaba el reflejo de los ventanales de la ciudad a lo lejos y empezaba a reconocer las calles que cruzaba, evitó a las personas que transitaban por las calles y causó un susto a varias de ellas sin darse cuenta que había estado corriendo toda la noche hasta que el sol iluminaba el panorama, pero nada de eso importaba porque su manada estaba en peligro y necesitaban ayuda. Estaba tan desesperado que pasó de largo la entrada de la agencia aun en su forma lobuna, sentía la sangre caer y su cuerpo sentirse molido, sus entonces patas le ardían y manchaba de carmín cada paso que daba. Jadeó a llegar a donde le ayudarían y para ese entonces ya tenía a los de seguridad encima. Estaba en tan mal estado que una vez en el piso ya no pudo ponerse en pie y solo gimoteaba rogando por ayuda de alguien sin que nadie entendiera a un lobo desesperado, no lo habían reconocido. Chilló al sentir el frío metal apresar sus fauces y se asustó ante el tironeo de los betas que lo retenían a unos metros de su objetivo. No podía dejar a su manada morir así que con la fuerza que le quedaba tiró de las cadenas que sujetaban el bozal que ahora tría puesto desequilibrando a los dos betas en el proceso. Le costaba avanzar y soltaba gruñidos en advertencia hasta que una de sus patas cedió a la fuerza y terminó en el piso nuevamente soltando un quejido sonoro al sentir la torcedura. Los betas aprovecharon y le sujetaron la cabeza contra el piso mientras le preguntaban cosas que no lograba entender dentro de su desesperación hasta que escuchó voces detrás de la puerta a la quería llegar y chilló nuevamente alzando el tono cada vez que podía. Hubo un momento en el que se movía frenéticamente para evitar que los betas lo tocaran hasta que se escuchó un gruñido a lo lejos que lo hizo quedarse estático en su lugar sin evitar soltar unos cuantos gimoteos en señal de ayuda. Alzó la vista y se encontró con la mirada con el alfa de ojos azules, quien solo optó por correr y mandar lejos a los betas que lo retenían. Rompió la correa que sujetaba el bozal y juntó sus frentes en un acto desesperado por contacto mientras lo acariciaba. Cuando menos se dio cuenta él ya estaba llorando entre los brazos de su pareja sin saber el momento en que volvió a su forma humana y sollozaba sin parar pidiéndole ayuda.

Nuestra libertad [Tododeku][Bakushima]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora