Tenían solo doce años cuando fueron llevados lejos de sus hogares, un día soleado que pensaron sería uno perfecto para salir a pasear y disfrutar de su compañía mutua. Han pasado seis años desde entonces .Tanto el alfa de cabellos cenizos como el om...
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Habían pasado casi ocho días y su compañero aún no había vuelto. Para volver las cosas peores la marca temporal ya había cumplido con su tiempo límite y había desaparecido. Si antes estaba nervioso, ahora había colapsado. El omega recordaba las noches en lss cuales los nervios del alfa lo despertaban y él trataba del calmarlo desde donde estaba.
Midoriya giró sobre su sitio para ver el espacio vacío a su lado y nuevamente lo invadía la tristeza, era inevitable que no se pusiera a llorar. Ni siquiera le habían visado cuando iba a partir, no pudo ni despedirse de él o decirle algo.
Toga tuvo que irse , la mandaron al sector B debido a que las cosas se habías puesto difíciles allí. El escuadrón especial de la UA les pisaba los talones y debía despistarlos si no querían ser atrapados por las autoridades. Antes de irse, Toga le indicó a Hawks de la situación del peliverde y le pidió que lo tenga bajo observación. Si shigaraki se enteraba que su pequeño trofeo estaba "estropeado" solo lo molestarían. El médico solo asintió y apenas pudo fue a revisar al omega las feromonas de tristeza y desesperación que emanaban del peliverde eran asfixiantes.
El peliverde se había negado a comer y prácticamente por la única razón que lo hacía era porque Kaminari lo obligaba. Hawks diagnosticó indicios de depresión y efectivamente eso era lo que tenía. Habló con los amigos más cercanos del pecoso, Kaminari y Tamaki, para que lo animaran a salir de la habitación y si este se negaba que se quedaran a acompañarlo un rato. Nada lograba animarlo.
A los alfas encargados de entrenarlo poco les importó su situación sentimental y sacaron provecho de eso para fortalecerlo. Descubrieron que el omega canalizaba esa tristeza gastando mucha energía, habían logrado sacar mediante provocaciones el lado más agresivo y producto de ira en el pequeño omega. Lo enojaban y lo hacían tener simulacros de peleas con ellos mismos logrando derrotar a uno de ellos. Midoriya no se sentía propio de su acciones cada vez que los alfas lo amenazaban y él respondía en su defensa. Los registros tomados por los alfas no tardaron en llegar a Shigaraki... un omega con energía y fuerza parecida a la de un alfa con sentidos más desarrollados que el promedio, sin olvidar algunos detalles extras como pequeños colmillos y casi podían asegurar que sus ojos brillaban cada vez que éste se enojaba y se lanzaba al ataque.
Esa noche en especial Midoriya sentía que el mero hecho de respirar le dolía demasiado y apenas tolerable, llegó a su habitación y se quedó profundamente dormido soñando que al día siguiente vería al alfa rubio a su lado. Se despertó, era el día nueve sin su compañero explosivo. La puerta se abrió detrás suyo y giró esperanzado pensando que su sueño había sido real, pero sus animos decayeron al ver a un alfa con ojeras y una bandeja entre sus manos.
- Lamento no ser la persona que esperabas - se acercó a él y el peliverde no se molestó en mirarlo a los ojos. El alfa suspiró - debes comer, no querrás desmayarte como hace cuatro días
- Supongo que gracias - tomó la bandeja, pero la dejó a un lado
- Te vi en el entrenamiento de ayer, parecías una máquina - le habló distante