5. Una promesa

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Podía ver a su madre preparando su bolso para ir al encuentro con una de sus más cercanas amigas, la señora Mitsuki

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Podía ver a su madre preparando su bolso para ir al encuentro con una de sus más cercanas amigas, la señora Mitsuki. Giró sobre sí mismo incrédulo y corrió en dirección a su madre, llamando su nombre numerosas veces pero su cuerpo no consiguió el tan anhelado tacto maternal que extrañaba con todas sus fuerzas. Antes de llegar a ella, se vio a si mismo de pequeño corriendo hacia ella, ambos fundiéndose en un caluroso abrazo. Inconscientemente se abrazó a si mismo soltando una que otra lágrima. Sonrió cuando Inko le pellizcó las mejillas diciéndole que no se olvide de ayudarla a buscar las dichosas llaves de la casa. Tardó unos minutos en sonreír al verse corriendo por todos lados en busca de las llaves, pero su sonrisa desvaneció al darse cuenta que día era. Después de ese día no volvería a verla.

Se paró frente a ella y su cuerpo temblaba al gritarle que no fueran en todas las maneras posibles. Apenas parpadeó se vio caminando con Bakugo entre burlas hacia su persona. Nunca debieron separarse mucho de sus madres. El sol se estaba ocultando y le molestaba sus ojos. Para cuando ambos niños dieron la vuelta, sus madres no estaban. Vio la mirada nerviosa del entonces del pequeño alfa, sintió cómo los tomaron a ambos por detrás y los cargaban a una camioneta sin darles tiempo a reaccionar o gritar por ayuda. Su madre y la señora Mitsuki estaban a lo lejos, apenas podía verlas sujetadas por detrás con un trapo blanco en sus narices y bocas. El pequeño Midoriya adquirió como último recuerdo de su madre su mirada de terror antes de caer inconsciente.

Cayó de rodillas ante aquellos recuerdos que lo atormentaban frecuentemente, hace tiempo ya había dejado de torturarse pensando en qué le habría pasado a su madre. Nunca lo sabría, pero de algún modo, aunque pensara lo peor algo dentro suyo le decía que estaba con él, que estaba viva. No sabía si trataba de engañarse a sí mismo o darse falsas esperanzas, pero muy en el fondo podía sentirlo.

Sintió que alguien lo empujaba y buscó algo con la mirada, estaba atado en el piso y apareció el alfa con el que lo encerraron. Intento romper las cuerdas, intentó alejarse de él, intentó gritar, pero nada salía de su garganta. Podía sentir sus manos por su cuerpo y como se acercaba a morderlo. Empezó a moverse de lado a lado frenéticamente hasta que lo obligó a detenerse y a ver su maldita sonrisa de superioridad.

Cuando el sujeto estuvo por golpearlo, despertó.

Sus ojos estaban empañados en lágrimas y su respiración era pesada. Estaba de lado y sus ojos solo podían ver hacia la puerta. Su nariz no percibía bien los olores y eso lo alarmó aún más. Se frotó los ojos con fuerza tratando de hacer que enfocaran, aunque sea un poco. Sintió un ligero movimiento junto a un gruñido detrás suyo. Se quedó estático en su sitio y contuvo la respiración. Su cabeza recordó todo lo que pasó momentos antes de caer inconsciente y logró ahogar un sollozo con su mano.

Aquel alfa estaba detrás suyo. Su mente divagó un rato pensando en todo lo que pudo haber hecho con él y le dieron ganas de vomitar, pero no tenía tiempo para eso. Se dijo a si mismo que si quería evitar que les pasara algo tan horrible a los demás, debía ser fuerte. Debía sobrevivir. Tenía que escapar lo antes posible.

Nuestra libertad [Tododeku][Bakushima]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora