53. Omisión

617 95 27
                                    

El lobo entre sus brazos se removió incómodo con las orejas pegadas a su cabeza entre ligeros temblores que delataban el miedo que sentía

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El lobo entre sus brazos se removió incómodo con las orejas pegadas a su cabeza entre ligeros temblores que delataban el miedo que sentía. Su cola estaba oculta entre sus patas y se acurrucaba con necesidad frotando su cabeza contra su pecho reiteradas veces sin poder negarse a abrazar al animal asustadizo. Buscó su mirada y sujetó la cabeza del animal con ambas manos para que pudiera verlo directamente a los ojos obteniendo la atención que buscaba.

- Todo está bien, Izu - lo acarició con cuidado - todo está bien ¿si?

El pequeño gimoteó entre sus brazos y le dio una ligera lamida en la nariz con un dejo travieso en la mirada como sintiéndose culpable por algo. Los temblores cesaron progresivamente y pudo sentir que poco a poco el peso de Midoriya aumentaba hasta que notó que el de ojos esmeralda se había quedado dormido. Tenía sentido que estuviera cansado luego de semejante encuentro con el detestable alfa de cabellos cenizos que quiera o no, resultaba ser o al menos haber sido el alfa del omega que ahora consentía con ligeras caricias. Izuku demostró que podía entregarse plenamente a ese alfa, a penas el omega sintió el aroma del otro alfa pudo ver y sentir la estima que le tenía y el nivel de confianza que él no creía poder alcanzar. El alfa pudo haberlo marcado en ese instante, pero afortunadamente no lo había hecho y claro que si se hubiera acercado un paso o sacado sus colmillos para marcarlo él definitivamente se hubiera metido en su camino para a impedirlo. Izuku no le podía pertenecer a nadie y eso lo incluía a él. El omega debía decidir por su cuenta cuando esté consiente de lo que hacía, mientras tanto debía de protegerlo de cualquier otro alfa que se le acercara.

Durante ese periodo de tiempo en el que el de cabellos cenizo había cruzado la puerta se había esforzado por mantener a raya sus emociones y no alterar a Izuku porque ganas no le faltaban para golpear al insoportable chico que Kirishima se esforzaba tanto en proteger. El pelirrojo había actuado con cautela y había sido lo suficientemente capaz como para ignorar su propio disgusto, porque efectivamente pudo notar la mirada dolida y recelosa con la que miraba a Izuku y claro que lo enojó, su mejor amigo no encontraba muy agradable la presencia del chico que para él significaba mucho y tampoco iba a permitir que le hiciera daño alguno. Kirishima era su mejor amigo y prácticamente familia, pero Izuku tenía algo especial que no terminaba de descubrir por completo.

El pelirrojo había sido capaz de mantenerlo tranquilo emitiendo feromonas ligeras para evitar que actuara territorialmente sobre Izuku y eso desatara una pelea, sin embargo, Izuku había sentido que se habían impregnado ligeramente sobre él y al parecer lo había disgustado. Era algo común tener el aroma de Kirishima impregnado levemente en su cuerpo debido a que pasaban mucho tiempo juntos y hasta convivían en su departamento algunas veces y hasta habían momentos en el que él ya no lo notaba y sus compañeros era quienes le decían sobre este detalle. Sinceramente, no le sorprendió que Izuku frotara su cabeza cuantas veces pudo antes de quedarse dormido, pues al parecer reconoció que el otro omega era el que dormía en la habitación que actualmente era suya.

Nuestra libertad [Tododeku][Bakushima]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora