10. Vainilla

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El ruido era ensordecedor y las luces podrían aturdir a cualquiera

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El ruido era ensordecedor y las luces podrían aturdir a cualquiera. Los gritos resonaban en sus orejas y las bocinas clamaban el inicio del que sería su décimo encuentro. Los olores de los nervios, la impotencia y la adrenalina se sentían a flor de piel a tal nivel que hasta podía apostar que se veía contagiado de las sensaciones. Había más personas de lo usual y eso lo tenía inquieto, no debía ser nada bueno para él.

Un alfa de gran tamaño sonrió con sorna y golpeó los barrotes de su jaula haciendo que el lobo pardo gruñera y se abalanzara en su dirección deteniéndose antes de chocar contra el frío metal haciendo que la cadena cernida a su cuello se tensara y resonada contra los barrotes.

- Escúchame perro inútil - lo miró con superioridad - hoy en un gran día ¿quieres saber por qué? - el lobo gruñó - porque pelearás contra uno de los mejores y más queridos del público - hizo una pausa - como ya sabrás, necesitamos...te exigimos que ganes el encuentro, grandes cantidades de dinero están en juego y si o mueres en el círculo, nosotros lo haremos.

Los ojos del lobo lo miraban con fiereza, si hubiera podido volver a su forma humana ya le habría propinado una buena cantidad de golpes a su "representante", pero apenas llegó le propinaron una buena dosis del suero azul que lo obligaba a quedarse en su forma animal. Ya estaba por diez días allí en ese estado y casi podía sentir cómo su consciencia humana se desvanecía por periodos de tiempo.

El lobo se erizó al escuchar el segundo golpe a los barrotes y se acercó a morder el objeto con mucha fuerza haciéndole dos agujeros; sin embargo, el alfa solo reía y caminaba por todo el perímetro golpeando los barrotes generando vibraciones y ruidos que enojaban al alfa encerrado. El de ojos rubíes andaba de lado a lado gruñendo al otro alfa. Sus ojos viajaban de un lado a otro en busca de un poco de cordura dentro de su ser, algo que lo hiciera sentir humano en ese lugar lleno de bestias con sed de sangre. El lobo aulló de un momento a otro y tras cerrar sus ojos las imágenes de un peliverde pecoso vinieron a su memoria. Una descarga eléctrica lo hizo volver a la realidad.

- Normalmente no hacemos esto - tomó un arma y colocó una bala circular de color bermellón - pero decidieron usarlo para hacer más emocionante el encuentro.

Instantáneamente el lobo se erizó al sentir el sonido que significaba "cargado" y casi instantáneamente el arma fue detonada dándole justo en el cuello. Se tambaleó un par de veces y sentía cómo el recuerdo de aquellas esmeraldas se iba desvaneciendo de su memoria, su boca empezaba a salivar y su respiración empezó a agitarse. Mentiría si dijera que no sentía miedo, podía sentir como su forma más primitiva empezaba a poseerlo. Soltó un chillido al sentir ardor en todo su cuerpo para caer de lleno al piso del frio metal.

El otro alfa sonrió y ordenó que le pusieran el bozal y otra cadena más. La hora del encuentro había llegado. Otros dos alfas entraron a la jaula. El primero se puso encima del lobo y le presionó la cabeza al piso al ver ademanes de querer levantarse mientras que el segundo recibía los gruñidos mientras intentaba colocarle el bozal sin nada de cuidado. Una vez puesto le siguieron las cadenas, una a cada lado del cuello y con algunos empujones y tirones lograron hacer que el animal se ponga en pie. Obviamente quedaba algo de su consciencia y peleaba contra sus captores intentando lanzarse a ellos, pero era inútil. Cada vez que se iba a un lado tiraban de la cadena del lado contrario y mantenían sus movimientos bajo control. El alfa de gran tamaño se le acercó e intentó hacerlo agachar la cabeza para someterlo, pero el otro era un alfa orgulloso y de espíritu indomable.

Nuestra libertad [Tododeku][Bakushima]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora