Entrada número uno del diario.
1 de junio, 2015
Respirar.
Respiro porque tengo que hacerlo, porque mi cuerpo me lo exige, no porque puedo o quiero.
Es una obligación natural, una acción automática.
No tengo interés en encontrar paz respirando o en buscar en eso la fuerza para sobrellevar las cosas que me pesan.
No es como ponerse de pie y caminar, como comer, como hablar, como dormir, masticar. Estas tareas son voluntarias. Aunque, de igual manera, son tan solo simples acciones que imitan a la vida, cuando lo que menos haces es sentirte vivo.
Puedes sonreír cuando quieres llorar y llorar cuando deberías sonreír. No quiere decir que sea feliz por fuera, pero me siento particularmente triste.
Lo que tengo es un vacío y todo me duele. No quiero salir de la cama, o estudiar, o trabajar, o escribir, o hablar, o... nada.
Hace dos días empezaron las vacaciones de verano, el último día de clases fue el viernes y hoy, miércoles en la mañana, no tengo qué hacer o a dónde ir.
Es gracioso cuando tus padres se divorcian y tú te quedas en medio de todo. Tu papá le pone más horas al trabajo y casi no lo ves porque se mudó a un departamento lejos de aquí. Tu mamá se dedica a consolar sus penas en compañía de otras cosas más importantes que tú, como sus amigas, su negocio o hasta su amante. Tu hermana se larga a pasar tres meses con tu hermano mayor y la familia lejana y tú, tú pasarás este tiempo en la más absurda soledad que puedas imaginar...
... y lo más gracioso es que, eso, la soledad, es exactamente lo que tú querías. No tener que responderle a nadie, vivir lo que quieras vivir si eso es lo que quieres; morir si deseas morir, ¿por qué no?
Alguien toca a la puerta, me pregunto quién es y qué quiere. No voy a bajar a abrirle, no me interesa a menos que venga a darme un millón de Euros o algo verdaderamente importante y sé que no es así.
Espero que no sea uno de los chicos de la escuela. Me pesa verlos, se han vuelto un fastidio. Todos creen que tengo que ponerles buena cara, hacerlos mis confidentes o resolverles la vida.
"¿Cómo estás? ¿Quieres salir? ¿Vamos al Boliche? ¡Ayúdame con esto y lo otro!"
¡Dios, si tan solo todos fueran más como Jesús! Él es despreocupado y hermoso de mirar, podría hacerlo por días.
Su nombre no es en realidad Jesús, así es como me gusta llamarlo. Sus padres lo nombraron Leonardo, sus amigos le dicen Leo, yo, Jesús.
Es castaño-rubio, tiene el cabello largo y ondulado. Es alto, fuerte, totalmente escultural. Me pasa con una cabeza completa y tiene una barba picosa y adorable; llena, para ser exactos, eso... se parece a una versión moderna de Jesús. Además es pacífico, un hippie completo, el sobrenombre le queda bien.
Ayer pasé con él, fuimos a su departamento y bebimos unas cervezas. Cree que tengo diecinueve años, eso es porque le di una identificación falsa en el club donde trabaja de barman. La noche que nos conocimos, me vio sin compañía en la fila y le atraje o algo así. Me preguntó mi edad, le enseñé mi documento y me tomó de la mano para pasar con él.
Me invitó a mezclar tragos y me dijo que me ayudaría con una identificación nueva, otra, porque la de diecinueve no me daba la edad para beber o servir alcohol.
Él es brasileño, allá los chicos son mayores de edad a los dieciocho y pueden hacer lo que quieran. Por eso a Jesús le resbala que yo haga lo mismo... Si tan solo supiera que no tengo ni siquiera esa edad.
En fin, divagué. Jesús... él es... Así deberían ser todos los chicos.
Siguen golpeando, no tengo idea quién puede ser. ¡Que se largue!
No hay nadie, me fui, estoy en... un resort, disfrutando del sol, la arena y las olas del mar. Sí, eso mismo y, junto a mí, hay una botella de cerveza metida en un cooler.
¿Quién diablos es? Si siguen insistiendo así, tiraran la puerta al piso.
Listo, volví. Era el ogro, tal como lo imaginaba necesitaba algo. La semana pasada me prestó dinero para una empanada a la hora del almuerzo y hoy vino a cobrar... con intereses.
Lo único bueno de que haya sido "esa persona" la que golpeaba con desesperación, es que, así como llega, se va. Nunca tiene algo productivo que decir. No compartimos una amistad y no hay la obligación de hacer conversación. Además, ¿Qué diablos haríamos a solas? Aparte de aguantarle su mal genio, no tenemos nada en común.
El ogro lo tiene todo, la pareja perfecta, las mejores notas, libertad de sus padres que lo único que hacen es soltarle dinero y el auto. Tiene talento y los atributos necesarios para que el futuro se vea brillante en su camino a la gloria. ¿De qué puedo hablar con una persona así? De nada, porque nunca se equivoca, siempre se sale con la suya, porque no hay nadie mejor en el mundo.
¡Dios, es tan prepotente!
En fin, la escuela y su gente es algo que no quiero entretener en mi mente durante un tiempo.
Hace pocos minutos me escribió Jesús. Quería saber si hoy iré al club y sí, lo haré. El lugar cierra de domingo a martes y el miércoles es uno de los mejores días para ir a bailar.
Me encanta la noche, la fiesta, salir con un entumecimiento en el cuerpo que no me permite preocuparme de nada. Regresar con Jesús a su departamento y, bueno, seguir la diversión con él.
Allí termina la primera entrada. Esto sucedió hace dos meses y unas semanas.
Tengo una ligera curiosidad de saber quién lo escribió, bueno nada ligera. Es una chica, seguro, por lo de Jesús, aunque... también podría ser un chico. Ese tipo suena algo gay, podría ser un chico, sí.
Quisiera continuar leyendo, pero ya es muy tarde y mañana tengo clases, además, es el cumpleaños de Nastya. Tengo suerte de que mi amiga nunca espera nada de mí, porque no tengo qué regalarle. Le cortaré un papel en pedacitos y ya, ella se contenta con todo.
Cierro el cuaderno y lo coloco nuevamente en mi mochila, mañana lo continuare.
...
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El Diario
FanfictieQuizá sea la única persona que te entienda, que te conoce en realidad, aunque tú no lo creas. Déjame darte una mano en esta ocasión, no necesitas hacerlo todo en soledad, no hace falta. Y, antes de que te enojes por el hecho de que te tomé fotos esa...