Capítulo Treinta y Ocho

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"No te metas"

Fiorella

Los días restantes se volvieron algo monótonos. Ya habíamos vuelto a la escuela, por lo que eso sumaba más carga para mí. Sin contar la espantosa carta que había recibido y que se encontraba escondida en mi habitación y no me dejaba pegar el ojo.

Al vernos de nuevo, Amelie nos saludó con efusividad y nos relató como había pasado las vacaciones junto a su madre. Mientras que nosotras tratamos de contarle una verdad a medias. Cai aún no estaba segura de contarle la verdad a Amelie. No sabía como iba a reaccionar y la verdad es que yo tampoco tenía idea. Amelie era una miga leal y sabía guardar secretos. Pero una cosa eran secretos de adolescentes y otra que tu familia perteneciera a la mafia italiana. Odiaba mentirle a Amelie de esa manera, sobre todo después de todo lo que ha hecho por mí, pero tampoco podía revelar un secreto que no era mío.

Laila siguió enseñándome lo que debía saber —por ahora — sobre la organización. Después de haberme enseñado como es que se regía La Cosa Nostra. Me dio listados de los que eran aliados y los que eran enemigos. Me fue algo difícil memorizarlos, si soy sincera. Me ponía los pelos de punta el ver a tantas personas que serían capaz de recibir un tiro por Massimo y otros dispuestos a dispararle. ¿Cómo es que te ganabas tanto odio?

—Muchas de las personas que están en la lista de enemigos, es porque no estaban de acuerdo en la manera de dirigir de Massimo. Para empezar, el adentrar mujeres a la organización fue algo que él quería desde un principio. No me malinterpretes, no son por las razones que podrías imaginarte, sino porque él sabía que había hombres capaces de cometer delitos solo por el bienestar de su familia, había mujeres que harían lo mismo. Su abuela fue una de ellas —me explicó Laila.

La historia de Micaella y Leandro D'Amico y su amor que terminó en tragedia. 



(***)





Me encontraba haciendo mi tarea en la biblioteca cuando la puerta se abre inesperadamente y Cai entra rápidamente.

—¡Massimo está aquí!

Dejo todo lo que estaba haciendo a un lado y me apresuro a bajar las escaleras. Casi me caigo al llegar al final, pero logro sostenerme en el barandal. Llego a la sala y me coloco al lado de Cai mientras esperamos que la puerta se abra y Massimo entre. Mi corazón saltaba de alegría, después de días de no verlo, que para mí fueron eternos, por fin lo tendría conmigo. Quería pasar el mayor tiempo con él, ahora que había vuelto a la escuela y él ocupado con la organización, sabía que no nos veríamos mucho tiempo.

La puerta se abrió y por ella cruzó el hombre que tenía mi mundo de cabeza. Me aproximé hacia él dispuesta a darle un gran abrazo y un buen beso para demostrarle lo mucho que lo había extrañado, pero antes de que siquiera me acercara. Él levantó el brazo en señal de que no diera un paso más.

—Ahora no, Fiorella —espeta con dura voz.

Sigue caminando por el saló y le hace una seña a Laila para que lo siga hacia el despacho donde al entrar cierra la puerta con fuerza.

Si buscara en internet la definición de decepción, saldría como respuesta mi cara, porque eso es lo que reflejaba.

—Tal vez tiene un mal día, ya verás que...

—Déjalo así, Cai. No importa —la interrumpo mientras siento que mi corazón se achica por la tristeza.

Lo había esperado con ansias todos estos días, desde el momento en que se fue yo ya lo extrañaba. Había contado las horas para volver a estar junto él y cuando llega lo único que hace es alejarme. No me importaba si le había ido mal en la reunión, no tenía porqué tratarme de esa manera.

Massimo (Familia Peligrosa I) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora