Capítulo Cincuenta

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Without you — David Guetta

"Non voglio perderti, Amore"

Massimo

Camino de un lado a otro detrás de mi escritorio. Laila sostiene la tapa de la caja entre sus manos y la estudia con sus ojos voraces.

—¿Crees que fue ella? —interroga.

—No lo creo, estoy seguro. —Busco en los bolsillos de mi chaqueta y saco el pedazo de papel que venía en la caja. Por suerte lo escondí antes de que Fiorella lo viera —. También venía esta nota, es su puta letra.

Laila es la que toma la hoja y comienza a leer:

—Dile a tu querido que es hora de pagar, V —lee. Hace una mueca y deja la hoja sobre el escritorio —Maldita perra esquelética, nunca me cayó bien, ¡Yo te lo dije! Pero tú y tu puto pene que no te dejaba pensar.

—Bueno, ahora pienso mejor —contesto sin un tono de gracia.

—Vamos, Massimo. ¿De verdad piensas que ella sería capaz de hacer todo esto con tal de recuperarte? Creo que fuiste muy claro cuando me explicaste lo que le hiciste aquel día en el departamento —esta vez Ethan es el que interviene.

—Ella no quiere recuperarme, sería muy estúpida. La manera en la que la humillé y desprecié no es algo que puedas dejar pasar por "amor", no. Ella quiere vengarse. —Aparto mi silla de un movimiento y poso mis manos sobre el escritorio mientras me detengo a pensar.

¿Qué es lo que buscaba? ¿Por qué ahora? Corina es una mujer resentida y enojada con la vida, que cuando dejó de ser requerida para pasarelas y comerciales se refugió en las drogas y el alcohol, y ahí fue donde me encontró. Yo fui su escape de salida, impedí que se fuera a la ruina y la traté como nadie lo había hecho. La llené de lujos y le hice creer que se lo merecía. Después la deseché como la basura que siempre ha sido y ahora busca su venganza.

Suelto un grito exasperado y revuelvo mi cabello con desesperación. No me gusta a donde están yendo las cosas, más que nada, no me esperaba que tomaran este rumbo. Corina no es nadie en el mundo de la mafia, no sin mí. Nunca la presenté formalmente como mi pareja ante la organización, sabían de ella porque me acompañaba a todos lados, pero nada más. Y ahora es capaz de contratar a alguien pasar asechar a mi novia y dejarle pequeñas sorpresas desagradables. Ella se metió en algo turbio y ahora tiene poder, pero no más que yo y me voy a aprovechar de eso para acabarla. Nadie se mete con la mujer que amo sin pagar las consecuencias.

—¿Algún avance con el asunto de las cartas? —él inquiere.

—Nada, quien quiera que sea el bastardo, se está cuidando bien. Aunque no por mucho. —Leí cada una de las cartas y con cada palabra me ponía cada vez más enfermo. Me llenaba de rabia el saber que alguien le decía ese tipo de cosas a mi vita. La ira me consumía y lo único que deseaba era encontrar a ese infeliz hijo de puta y hacerle tragar sus palabras —La única pista que tenía es que asistió a la fiesta de fin de año, pero he revisado de pies a cabeza la lista de invitados y ninguno tiene que ver con la descripción que Fiorella me dio.

—¿Y lo del atentado? —pregunta Laila.

—Tampoco. —Toco el puente de mi nariz y trato de respirar tranquilamente, pero no lo consigo. Las cosas se me están viniendo encima —. Los ataques llegan por todos lados y no sé por dónde empezar, estoy a punto de perder la cabeza. Nunca me había pasado esto, siempre he tenido el control y ahora parece que todos quieren acabar conmigo.

—Eso siempre ha sucedido —señala Ethan.

—Sí, pero nunca había estado tan preocupado como ahora.

Massimo (Familia Peligrosa I) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora