Massimo (Familia Peligrosa I) ©

Capítulo Setenta y Uno

Red — Taylor Swift

"Mi peor error fuiste tú"

Fiorella

10 años después

Mentira, quería jugarles una broma. Todo sigue en el mismo año.
Jeje.

—Mierda.

Es inútil. Por más que busque en la habitación, sé que no voy a encontrarla. Es que simplemente no puedes perder de vista una guitarra tan fácil. Solo existe una respuesta a mi desafortunada situación.

La guitarra de mi madre se quedó en la casa de los D'Amico.

Me maldigo una y mil veces por haber sido tan estúpida como para haberla olvidado. Y me maldigo aún más por mis ganas de querer salir huyendo sin siquiera revisar si llevo todas mis cosas, así no estaría envuelta en esta problemática. Soltando un suspiro de exaspero, tomo mi celular y llamo a Cailin. Ya es de noche, pero aun así no es tan tarde como para que ella esté dormida. Tres tonos pasan antes de que mi amiga atienda el teléfono.

— ¿A qué debo este milagro? —su tono sarcástico es el que me da la bienvenida.

Ruedo los ojos con incredulidad, mientras me muevo en la cama para recargarme en la cabecera de la cama. Amelie tuvo que salir a llevarle un cambio de ropa a su madre ya que tiene doble turno en el hospital, por lo que yo me ofrecí a preparar la cena como agradecimiento por dejar que me quede aquí. Así que mientras esperaba a que la cena se cocinara en el horno, me puse a doblar la ropa que había sacado de la secadora, y mientras lo hacía, a mi mente llegaron las ganas de tocar una canción para matar el tiempo, pero cuando busqué en el armario la guitarra, caí en cuenta de que no es en esta casa donde está guardada.

—Recibes las llamadas de una manera tan educada...

—Solo cuando la persona que llama, no se olvida de mí —me reprocha.

Sus palabras causan un pinchazo en mí, sobre todo porque tiene toda la razón. En el paso de estos días no le he llamado ni mantenido una conversación de más de unas cuantas palabras. Una parte de mí quiere justificarse con que he estado ocupada con la universidad, pero el lado racional me pide que no mienta y que acepte que no he querido hablar con mi amiga porque el recuerdo de su hermano sigue fresco en mi mente, y verla a ella es como verlo a él. Recordar todo lo que pasamos juntos, o más bien, la idea de ello.

—Cailin, de verdad lo siento. Sabes que no lo hago apropósito, y que no mereces que te trate de esa manera. —Una mueca de tristeza se dibuja en mi rostro, y a pesar de que no puede verme, pellizco mis dedos en señal de nerviosismo.

Ella suelta un suspiro profundo antes de responderme.

—Lo entiendo. Créeme que lo hago, pero también trata de entenderme ¿Cómo quieres que me sienta si a mi amiga le rompieron el corazón, y por consecuente, ella me lo está rompiendo a mí? Tú haces lo posible para estar lejos de Massimo, pero no te das cuenta de que también te alejas de mí.

No puedo evitar sentirme miserable. Esto no es lo que yo quiero. No quiero estar lejos de Cai. Sentirme dividida de ella solo por lo que sucedió. No quiero seguir alejándome de las personas que quiero solo porque no sé cómo enfrentar mis sentimientos.

—Te prometo que no voy a dejar que esto me domine —le aseguro —. Solo necesito un poco de tiempo para... tratar de asimilar bien las cosas. Aún sigo en la fase de negación donde creo que todo es parte de una horrible pesadilla.