Sicilia, Italia. 3 años después
Fiorella
Me doy un último vistazo en el espejo, asegurándome de estar totalmente arreglada. Le doy un retoque a mi gloss y agito mi cabello para darle un poco más de volumen. Unos ojos profundos y brillantes me devuelven la mirada en el espejo y sonrío a la mujer que está frente a mí.
— ¿Aún no estás lista?
Me giro hacia Cai, quien entra a la habitación vestida con un enterizo de satén de color esmeralda y flores rosa palo. Sus tacones negros con mucha altura resuenan sobre la alfombra y su melena castaña se mueve al compás de sus pasos. Cailin se está preparando para ser una mujer de negocios, y aunque la actitud ya la tiene, solo le quedan dos años más para terminar la carrera y convertirse en toda una empresaria, lo cual ya está poniendo en marcha, mientras trata de recuperar la empresa de vinos y reconstruye la reputación que perdieron después del incidente del lavado de dinero.
—Solo me aseguro de estar bien. Me pasé toda la mañana cocinando. Amelie me ayudó un poco, al igual que Rosalía, pero todavía siento el olor de la carne en las manos —menciono.
Cailin me inspecciona de arriba a abajo y arquea una ceja.
—Pues yo diría que te ves más que bien, amiga. —Sonríe —. Ser mamá te ha sentado bien.
Los años han pasado, pero aun así no soy capaz de acostumbrarme a los elogios. Sabiendo que estoy muy acostumbrada a ellos gracias a Nikolay y Laila quien nunca detienen sus bocas para expresar lo bien que se me ha asentado el cuerpo después del embarazo. Y debo aceptarlo, tienen razón.
Siempre he sido de buenas caderas, pero después de entrenar con Laila extensas horas después de que me recuperé del embarazo de Camilo, he conseguido un buen cuerpo, mejor del que alguna vez he podido presumir. Un buen trasero y unos pechos firmes, —y a pesar de que tenga estrías en varias partes del cuerpo —, no me molestan. Es algo que viene conmigo. Tampoco puedo esperar tener un cuerpo perfecto porque eso simplemente no existe. Estoy cómoda con lo que tengo, y mi esposo nunca se queja de él. Sí que lo sabemos aprovechar muy bien.
Me río del elocuente comentario de mi amiga, y me doy un último —ahora sí el último —, vistazo al espejo. Mi vestido color beige, el cual está literalmente adherido a mi cuerpo, lo abraza con sensualidad y remarca cada una de mis partes favorables. Camino hacia el clóset y saco mis tacones rojos, lo cuales estoy segura que terminaré dejando por ahí cuando saque a Massimo a bailar. Y cuando este se canse, siempre está Nikolay quien nunca me deja mal ante un baile.
— ¿Dónde está mi hijo? —le pregunto a Cai mientras tomo mi celular y me cercioro de que tengo todo en orden. Con un niño en casa, más me vale tener todo en su lugar si no queremos accidentes. Le hago una seña a Cai y nos dirigimos escaleras abajo.
—De seguro ha de estar con Kale, sabes que él es su área de juegos.
Yo asiento ante su respuesta. Después del desayuno tuve que dejar a Massimo a cargo de Camilo para que yo pudiera ponerme a trabajar con los preparativos para la fiesta. Mi pequeño cumple tres años hoy, y la familia va a celebrarlo.
Desde hace una semana todos han empezado a llegar. Los primeros fueron Cailin, Ethan y Amelie. Estos llegaron primero a mi petición; necesitaba a mis mejores amigas, y en cuanto terminaron sus proyectos en la universidad, se subieron al jet y vinieron a verme. Los padres de Massimo llegaron después junto a Rosalía, Laila y Vera. La última parejita había estado de viaje romántico por Tokio, disfrutando de su romance, el cual ha evolucionado ya que han decidido que quieren adoptar. Cuando nos lo contaron no pudimos estar más felices por ellas. Laila podrá hacerse todo lo ruda que quiera, pero sé que, al perder a su familia de una manera tan trágica, ella en algún momento querría formar la suya y darle todo el amor posible que ella no pudo tener. Pero con Vera a su lado, tal parece que ha encontrado la respuesta para comenzar esa gran etapa.
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Massimo (Familia Peligrosa I) ©
RomanceFiorella Brown está sumergida en el infierno. Después de un trágico accidente, se ve obligada a estar bajo las órdenes de su padre y de su hermana, quienes se aprovechan de ella, convenciéndola de que es la causante de todos sus males. Sin nada de e...