Capítulo Cincuenta y Seis

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Fifth Harmony — Big Bad Wolf

"Aventura"


Massimo


Mi cuerpo se mueve contra el agua, atravesándola como si fuera un tiburón que se mueve, poderoso contra ella. Llevo casi una hora aquí y aún no puedo quitar la tensión en mis hombros.

Nada está saliendo bien. Golpe. Las cosas se están fuera de control. Golpe. Todo se está viniendo abajo. Golpe con más fuerza.

Al llegar a la orilla, me quedo unos minutos colgado sobre la orilla de la piscina, tratando de recuperar el aire. No sé cuánto tiempo continúo así hasta que noto unas manos pasando por mis hombros, sacándome un susto de muerte. Me giro con rapidez y me topo con Fiorella quién me mira con ojos inocentes.

Vita, qué susto me sacaste —hablo con la respiración agitada —. No vuelvas a hacer algo así por favor. Yo reacciono ante el instinto de ataque. No me perdonaría nunca si llego a lastimarte.

—Lo siento, no pretendía asustarte. Solo vengo a ver cómo estás. Cuando llegaste a penas y saludaste. —Se aleja de mí. Es ahí cuando realmente la veo.

Fiorella está enfundada en un exquisito bikini verde. Gotas de agua corren por sus pechos, los cuales sobresalen gloriosos sobre el sostén que porta, lo que causa que mis ojos vayan directo hacia ellos. Sin poder evitarlo, siento como comienzo a ponerme duro. Lo que daría por quitarle el traje y...

—Massimo. —La voz de Fiorella me saca de mis pensamientos. Mis ojos suben a su rostro en un instante. No paso desapercibido el color rosado en sus mejillas, causando que una sonrisa se dibuje en mis labios —No contestaste mi pregunta.

—No puedes poner frente a mí esos preciosos pechos y pensar que te voy a prestar atención.

—¡Massimo! —si sus mejillas eran rosas, ahora son de un rojo vivo. Esta vez, no me contengo y suelto una carcajada. No tardo ni un solo segundo cuando ya tengo a Fiorella envuelta en mis brazos. Sus piernas rodean mi cintura, dejándonos tan cerca que soy capaz de sentir su calidez sobre mí. Ella es el sol que necesito todos los días para no pasar frío.

—No he tenido un buen día —confieso, a la vez que escondo mi rostro en su cuello, donde me encargo de dejar un camino de besos.

—Bueno, de eso me he dado cuenta. —Me pierdo en su exquisito cuello. Lo beso una y otra vez, extasiado por el olor que desprende Fiorella. Huele a vainilla. Dulce y delicada —Bueno, ahora no sé si me estás escuchando.

Regreso mi mirada —y enfoque — a su rostro, el cual ahora luce confundido.

—Lo siento. Estaba pensando en otra cosa. —Quito un mechón de cabello de su frente el cual se ha adherido con el agua. Fiorella lleva un moño desordenado, que gracias al agua se ha ido deshaciendo, dejándole un look rebelde, pero sin perder el lado tierno que caracteriza a mi novia.

— ¿Se puede saber qué ocupa tanto tu cabeza? —inquiere mientras cruza los brazos alrededor de mi cuello, acercándonos aún más.

— ¿Además de ti? No creo que haya mucho —le doy un casto beso.

—Estoy hablando en serio, Massimo —suena enojada. El puchero que se forma en sus labios me parece de lo más adorable, lo cuál me frustra un poco ¿Habrá algo de ella que no me haga enamorarme aún más?

—Yo también, cariño.

Por un momento soy capaz de notar un cambio en la expresión de Fiorella. Sus facciones se pintan de seriedad, incluso molestia por lo que he dicho. Cuando estoy a punto de preguntarle qué es lo que pasa, Fiorella mueve sus caderas contra las mías, causando que nuestras partes íntimas se rocen, provocando un fuego dentro de mí.

Massimo (Familia Peligrosa I) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora