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Sentada, quieta

Narra Tara








Jackson se fue y quedé mirando la nada, pensando en mi padre, mi bebé, y en ese hombre que tenía mis sentimientos confundidos, revueltos en un mar de odio pero también amor. Por dentro juraba que si lo volvía a ver, lo mandaría al infierno, no pude y no lo entiendo.








Sra Beckett- ¿Cómo estás?

Celine- ¿En qué pensabas?

Tara- Pensaba que si me tiraba al agua, muy al fondo de ella sabría que no habría dolor, pero la realidad es que no sé a dónde iría si lo hubiese hecho. 

Sra Beckett- Es duro, muy duro, nada es fácil hija, pero la vida sigue.- Apretó sus labios.

Tara- ¿Cómo está papá?

Sra Beckett- Él... Sigue luchando, su corazón quiere rendirse pero tu padre no, sabes lo obstinado que es.

Tara- No quiero que se vaya, mamá.- Peiné mi cabello de los nervios por no arrancarlos- Tiene que conocer a su nieto o nieta. 

Celine- Hermana...- Se pausó- Tengo que serte cruda y no dibujarte un paisaje que no existe.- Se tomaba su tiempo- Papá no está bien y quién sabe cuándo se irá, si hoy, mañana, en unos días, o milagrosamente se recupere, sin embargo tienes que ser fuerte para cuando ese momento llegue, ¿Entiendes?- Cogió mis mejillas.

Tara- Cómo voy a hacer para no caer.- Gimoteé- Quiero levantarme pero mis fuerzas me empujan de nuevo al suelo, alguien me pisa la espalda. 

Celine- Entonces quita su pie. 







Las noticias con papá no mejoraban, era un hecho que pasará y del que no me siento preparada, ¿Quién puede estarlo? Mi estado emocional es una copa fina de cristal, hay que pulirla con mucha paciencia o esta se quebrará, ¿Desde cuándo soy tan frágil?

Él sabe de mi bebé, debería decir nuestro, pero no se me da la maldita gana, hablar en plural es detestable, si Jackson lo quisiera, en un tronar de dedos se iría corriendo con su familia, no me voy a poner a soñar, eso lastima más que cualquier cosa.





...







Un niño caminando de la mano de... Un señor, ambos me dan la  espalda, yo solo observo como ellos miran un perfecto ocaso, el niño de cabello negro no para de señalar el sol, este es muy brillante; de a poco, muy lentamente se va yendo, el hombre se agacha, abraza al pequeño, le da un beso en la frente, para cuando el señor se gira y me mira, levanta su mano izquierda en forma de saludo, era mi padre. Siento mi corazón estremecerse, el niño lo saluda y viene corriendo hacia mí, no vi la cara del infante, solo vi a mi papá alejarse hacia el ocaso, quise gritar pero mi voz no salía.

Siento que toman mi mano y para cuando mis ojos van a la pequeña persona que la sostiene, me despierto.










Celine- Hermana.

Tara- Ya lo sé.- Dije sin quisiera saber por qué lo dije, salió y ya.









Miradas tristes, pésames, eso me esperaba el resto del día, recién despierto y sé que será así. Que la vida termine no significa que la de todo el mundo también, quizás eso quiso decirme papá, quizás eso me intentó explicar Amelia antes de que cometiera un grave error, me preguntaba constantemente si estuvo bien en echarme atrás, y otra voz me decía que fue lo mejor, mamá no lidiaría con dos pérdidas, su esposo y su hija, mejor dicho tres, su nieto también. 





Teacher or apprentice? (Jackson Wang)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora