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CAPÍTULO VEINTIUNO

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—Este es el momento en el que te preguntaría si quieres ir a mí casa —la mirada del chico salió de la ventana al escucharlo hablar luego de unos largos minutos. Separó ambos labios, para tomar algo de aire —, pero mi padre organizó otra de sus estúpidas reuniones de negocios, por lo que se suponía que debía volver pasada la medianoche, así que...

—Podemos ir a mi casa, mi padre salió —solo asintió, sin despegar la mirada de la carretera. Otra vez, silencio.

No entendía porque seguía haciendo esto. Otra vez, se dejaba ganar por eso parte que gritaba que protegiera a Luke. No estaba bien.

Estaba haciéndolo de nuevo, acostumbrándose a la presencia de alguien que no sabía si iría a abandonarlo. Otra vez, estaba creándose esperanzas y altas expectativas sobre una persona que ya no era la misma. Porque, este Luke no era el mismo niño que hacia todo lo posible para cumplir sus promesas. Los años lo habían cambiado y no estaba seguro si eso era algo bueno o no. Por eso, debía dejar de meterse en esto.

Necesitaba mantenerse a una distancia segura para que no le volviera a pasar lo mismo. No hizo un muy buen trabajo volviendo a armar estas paredes a su alrededor luego de estos años para que otra vez viniera a esta ciudad y el mismo chico volviera a derribarlas. Pero, al parecer, su cerebro no podía entenderlo, porque seguía acabando con el mismo chico a su lado.

Puede que necesitara conseguirse un novio para dejar de sentirse demasiado miserable con su sola y aburrida vida, y dejara de seguir encontrándose con este grupo de "amigos" que solo traían más problemas.

Aunque, siéndose sincero, nunca estuvo en una relación seria. Lo más "serio" que tuvo fue besar al mismo chico más de una vez en diferentes días, porque después de eso, su vida amorosa siempre fue en desastre. Tampoco es como que fuera por ahí, descargándose estas aplicaciones para conocer personas y tener citas, porque no era lo que buscaba. Siempre alejaba apenas sentía alguna clase de compromiso. Puede que sea por su miedo a ser abandonado, que alguien llegara a cansarse de pasar tiempo consigo o simplemente su cerebro era lo suficientemente desarrollado como para saber que las relaciones solo pueden acabar de una manera; mal. Sí, prefería pensar que era la última.

Entonces, estaba de nuevo en el inicio. Sin novio y con el mismo chico del que estuvo intentando alejarse desde el comienzo.

Soltó un suspiro cuando se estacionó delante de la casa de Luke. Las luces de su propia casa estaban prendidas, por lo que esperaba que su padre no se enterara que estaba aquí. No necesitaba pasar por un interrogatorio como los acostumbraba con su madre.

Luke bajó primero del auto, para que luego se encargara de abrir la puerta. Lo dejó pasar delante suyo, y cerró la puerta en su detrás. Las luces de la casa estaban apagadas, por lo que lo único que pudo guiarlos escaleras arriba fue la linterna del celular del chico. Se detuvieron delante de una puerta, una que tenía una L de color verde. Sintió un vago deya vu al verla.

Al entrar a la habitación las luces fueron prendidas y sus ojos no tardaron en recorrer cada centímetro de esta. Las paredes ya no eran azules, con diseños de estrellas, ahora eran blancas, con distintos posters de bandas o fotografías; casi todas eran del rubio con sus amigos. Del techo ya no colgaban decoraciones de planetas o pequeñas naves espaciales, solo se encontraba un ventilador. Después, todo seguía igual; la cama en el medio, el escritorio y el librero. Pudo sentir una presión en el pecho al terminar de observar. Todo era tan... diferente. Como ellos.

Leave Your Mark With Every Bite ☆ mukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora