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CINCUENTA Y UNO
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—¿Te gusta? —preguntó luego de unos minutos, mientras veía al chico de cabello platinado dar vueltas por la cocina con un pequeño paquete que hojuelas de chocolate, provocando que de su boca saliera crocantes sonidos. Él lo miró, para luego asentir con una sonrisa en el rostro.
—Es grande, no tanto, pero sí lo suficiente —los ojos verdes fueron hacia los alrededores, desde la cocina, hasta la sala que se encontraba delante. Sonrió, al saber que le gustaba el lugar —. Es perfecto, aunque siento que falta algo —el teñido, posó su mano bajo el mentón para luego colocar la caja de cereal en la encimera.
—Tengo una habitación extra, aún no sé qué hacer con ella —dijo, con la esperanza que esa fuera la señal que Michael necesitaba. Ya estaba harto de seguir mandando indirectas.
No fue apropósito la idea de invitar a Michael a su apartamento para mandarle demasiadas indirectas sobre lo solo que se sentía en ese lugar. Pero, de igual forma, no parecía estar sirviendo de mucho.
Llevaban casi una hora dando vueltas en el lugar, mientras el chico de cabellos desteñidos se encargaba de merodear cada espacio; desde los cajones, hasta los armarios (no se había dado cuenta de lo curioso que era Michael hasta ese momento, aunque según él fuera para asegurarse que todo estuviera en el orden correcto). Michael parecía estar realmente dedicado en su trabajo, encargándose de aprobar el lugar que ocupaban los muebles o la cantidad de platos que tenía en su despensa, hasta de probar su cama y sillones eran lo suficientemente cómodos para su trasero.
Y, sinceramente, estaba algo nervioso. Quería que Michael se sintiera cómodo en este lugar, lo suficiente como para que pudiera venir las veces que quisiera, hasta poder ser capaz de pedirle que se mudara, sin hacerlo sentir presión por apurar las cosas en su relación (¿?).
No podía evitar imaginar despertar abrazado a la persona que amaba y desayunar con él todos los días, pasar las tardes juntos viendo películas o ver a Michael jugando videojuegos casi la mayor parte de su tiempo. Dios, estaba realmente enamorado.
—Podrías buscar un compañero, vi algunos carteles por el campus —comentó Michael, sin aún prestarle atención, mientras salía por la cocina. Tuvo que resistir demasiado golpearse la frente con la palma de su mano —. Pero, no es eso. Falta... algo.
—Creo que has pasado mucho tiempo con Will en las vacaciones y te has contagiado con su "feng shui" —Michael blanqueó los ojos, pero su mirada siguió en los alrededores del lugar. Luego, sus ojos se abrieron, como si una idea hubiera aparecido en su mente en el último segundo.
—¡Una piscina! —exclamó Michael, para luego poner las manos en sus hombros y sacudirlos ligeramente. Antes que pudiera responderle, se alejó para pasar las manos por su cabello —. ¿Cómo pudiste pasarlo por alto? Este no puede ser tu hogar, sin una piscina en ella.
—Tengo eso solucionado, sígueme —el mayor lo miró confundido, pero no dudó en tomar su mano cuando la extendió en su delante. Ambos se dirigieron hacia una puerta que se encontraba al lado de la cocina, que daba hacia la terraza.
Cuando la puerta fue abierta, la gran terraza fue mostrada, con una piscina ocupando la mayor parte de ella. No eran tan grade como la que ambos estaban acostumbrados a tener en sus antiguas casa, pero si lo suficiente para que más de seis personas estuvieran en ella sin algún problema.
Ahora, una sonrisa se satisfacción se encontraba en el rostro de Michael. Su mano fue soltada para que el chico se acercara hacia la piscina y sumergiera su mano en ella. Luego, inspeccionó los alrededores y asintió.
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Leave Your Mark With Every Bite ☆ muke
FanfictionDonde escribo otra historia de Michael y Luke encontrándose a ellos mismos. O, donde narro el pasado; de dos niños que se prometieron el mundo y se juraron amistad eterna. También, el presente; de dos adolescentes perdidos y rotos con el paso del ti...