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CAPÍTULO VEINTIOCHO

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—Sara, sino me dejas tomar mi maldita malteada te juro que-

—Solo necesito asegurarme de que sea el color indicado —la chica seguía sosteniendo su muñeca, sin dejar que pudiera tomar su malteada de fresas que se encontraba en la mesa de centro. Volteó a ver a Ashton, pero él se encontraba demasiado ocupado mirando la pantalla de su celular como para ayudarlo —. No tengo como quitarlo, y no quiero ir con el tono equivocado mañana a clases.

—Entonces, tengo que dejar que me pintes las uñas de rojo, solo para que sepas si es el color que va con tu labial —la pelinegra asintió obvia, ya con el esmalte en las manos. Se dejó caer contra el respaldar del sofá, para luego soltar un suspiro de derrota —. Mas te vale llevar quitaesmalte mañana, porque no pienso dejar que los demás me vean con-

—No hay nada de malo con usar esmalte de uñas —su mirada fue hacia la del rizado que se encontraba en el otro sofá al lado de ellos. Su celular fue dejado en la mesa, al lado de su malteada que aún no había podido probar —. Calum lo hacía, y tú dijiste que le quedaba bien.

—Porque, le quedaba bien —dijo con sinceridad. Estaba seguro de que Calum podría pintarse el cabello de rubio y también le quedaría bien. Porque, era Calum —. Yo no soy él, a mí no... Olvídenlo.

—Te quedará bien —Sara tenía una pequeña sonrisa en el rostro, pareciendo confiada en sus palabras, y puede que dándole la confianza para creerlo. Solo asintió, intentando no pensar demasiado en el tema —. Creo que tienes la suficiente seguridad hasta para usar maquillaje, así que, no pienses mucho en eso.

Las palabras de Sara lo hicieron recordar el último Halloween, en el cual la hermana de Ashton se encargó de maquillarlo para parecerse a un vampiro. No fue para nada realista, pero sí usó algo de delineador y labial rojo para aparentar la sangre. Además, ella usó algo de iluminador, que hizo resaltar partes de su rostro que no sabía que se podían resaltar, y le gustó. No fue algo que admitió en voz alta (o puede que ni siquiera en su mente), pero le fue difícil quitarse el maquillaje cuando la fiesta acabó.

Aquello no pasó por su mente, hasta ahora. La pelinegra se encontraba ya aplicando el esmalte rojo a sus uñas, haciendo que no pudiese evitar tener ese mismo sentimiento que cuando usó maquillaje. Le gustaba, lo hacia sentir... bien. Siempre tuvo algo con poder resaltar, y estaba seguro de que puede que aquello tuviera algo que ver. Como sea, sabía que no era algo que pudiera permitirse. Al menos, no por ahora. La secundaria puede ser algo dura si es que los demás te ven siendo diferente.

Una vez Sara acabó con la primera mano, la movió de un lado al otro hasta que creyó que la capa de esmalte se encontraba lo suficientemente seca como poder tomar la malteada color rosa que seguía sobre la mesa. Una vez la pajilla estuvo entre sus labios, por fin pudo absorber el contenido.

—Calum aceptó —Ashton levantó su celular, mostrándoles desde su posición la pantalla. No tuvo demasiado tiempo para ver lo que decía, pero suponía que era un mensaje del chico.

—¿Qué aceptó? —preguntó Sara, sin quitar la mirada de su mano. Ya solo le quedaban dos dedos.

—Ashton organizó esta "cena" con sus padres, para decirles de Calum —explicó, recordando la charla que tuvo con el rizado luego de la practica de la anterior semana —. Creo que volver a pasar tiempo con él lo hizo darse cuenta de que no puede vivir sin su otra mitad —su voz salió chillona, intentando imitar a una chica, cosa que ocasionó que una almohada cayera sobre su cabeza. Soltó un quejido, para luego mirar mal al rizado.

Leave Your Mark With Every Bite ☆ mukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora