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CAPÍTULO DOS

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—¿Por qué Luke tiene que quedarse con la habitación más grande? —se quejó Jack, haciendo que frunciera el ceño y su madre soltara un suspiro.

Había demasiadas cajas regadas en el suelo y muchas más por llegar. Su padre se encontraba llamando a diferentes compañías por su trabajo, su madre intentaba organizar todo antes que llegaran los demás camiones y Ben intentaba ayudarla con las más pesadas. Pero, claro, a Jack solo se le ocurría quejarse por una estúpida habitación.

Lo peor de todo era que cuando se trataba de Jack sabía que siempre perdería en cualquier pelea que él empezara, por lo que siempre prefería quedarse callado y que su madre se encargara de solucionarlo, pero hoy no era un buen día para eso. Ella se veía cansada y fastidiada con todo el esfuerzo físico y mental que le estaba ocasionando la mudanza.

Y, puede que hubiera dejado a Jack quedarse con la maldita habitación, porque, sinceramente, la idea de estar en esta casa no era algo que lo emocionaba demasiado.

Extrañaba demasiado a sus amigos, su vieja escuela (sin importar lo mucho que odiara aquel uniforme color azul), hasta sus maestros, y, sobre todo, la comodidad que sentía en su otra casa. Sentía un nudo en la garganta con solo recordar que no volvería a ese lugar, y solo quedarían como recuerdos en su mente. No se encontraba de lo mejor en este momento, pero había algo por lo que por primera vez quería luchar.

Sentía la necesidad de ganarle a su hermano mayor. Puede que se debería a que ya no era tan débil como antes (aunque supiera que Jack podría derribarlo de un empujón). Quizá mal humor que adquirió por ser obligado a hacer algo que no quería (mudarse). O, simplemente, había algo que lo quería hacer quedarse con esa tonta habitación. Como sea, quería ganar.

—Jack, no tengo tiempo para esto —fue lo único que dijo su madre, para luego levantar una de las cajas y llevarla hacia arriba.

Solo quedaron ambos, su hermano y su ceño fruncido, mirándolo, esperando a que diera su brazo a torcer como costumbre. Él lo miraba con sus ojos azules fijamente. Siempre era así.

Desde que tenía uso de la memoria sabía que a su hermano mayor siempre le gustó salirse con la suya, y lo lograba. A Ben no le gustaba pelear, más bien, era el encargado de terminar con cualquier discusión entre ellos, por lo que, casi siempre, dejaba que Jack ganara. Tal vez, puede que se tratara porque era lo suficientemente maduro, o que también estaba harto de los lamentos del otro chico. Mientras que, su padre solo lo dejaba obtener lo que quería para que no lo molestara. Y, su madre era la encargada de hacerlo entrar en razón y hablarle "como un adulto". Pero, en su caso, simplemente lo dejaba ganar.

Porque, vamos, Jack era alto, bastante alto para su edad, hasta un poco más que Ben. Tenía más masa muscular, y estaba seguro de que era gracias a la temporada que estuvo en el equipo de fútbol. Mientras que, por su parte, era el más bajo de los tres y delgado, sin importa que hubiera sido parte del equipo natación en su anterior escuela. Era obvio quien perdería en una pelea.

Pero, eso no hizo que esta vez cediera.

—Luke —la voz de su hermano lo hizo levantar la mirada de la caja que se encontraba en su regazo, llena de su ropa y otras cosas que debían ir a su habitación. Él lo miraba, esperando a que cediera —. Sabes que esto solo acabará de una forma y-

—No —fue lo único que dijo, llevándose consigo la caja en sus delgados brazos. Su hermano frunció más el ceño, como si no pudiera creer lo que acababa de escuchar —. Esta vez, no.

Leave Your Mark With Every Bite ☆ mukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora