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CUARENTENA Y OCHO

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Soltó un suspiro de alivio al darse cuenta que por fin logró subir la última caja hasta la puerta, para luego dejarse caer en el pequeño colchón, el cual no tenía alguna sabana en él. Era incomodo, en comparación de su vieja cama, pero no le importaba. Estaba realmente feliz de no tener que volver a subir más escaleras o hacer cola para tomar un simple ascensor.

Levantó la mirada al escuchar un ruido provenir de la puerta de la pequeña habitación, para encontrarse con un chico en el suelo, con una caja en su regazo debido a la que dejo en medio de la puerta. Soltó una risa, logrando que este lo mirara mal, para luego soltar un bufido y dejar la casa al lado. Había extrañado poder reírse de Calum.

—Para la próxima no te ayudaré a mudarte. Este lugar es un desastre, demasiados chicos de veinte años, por los pasillos, guapos, que solo buscan divertirse en vez de estudiar. Es como una pecera de tiburones y me siento un pequeño pez acá —dijo el moreno, para luego dejarse caer en la cama de al lado. Volvió a reír —. Se supone que debiste hacer esto hace tiempo. Las clases empiezan en dos días y tu ni siquiera sabes cuál será tu horario o donde están tus salones.

—Lo —se removió en la incómoda cama, pensando en el arduo trabajo que tendría que hacer dentro de solo dos días. Sabía que debió venir antes.

Todo era culpa de su padre.

Se suponía que sus vacaciones de verano serían en su cama casa, donde tenía planeado dormir la mayor parte del día, ponerse al día con algunas series de Netflix y pasar el verano al lado de sus amigos, antes que volviera a tener que verse estresado con montones de asignaturas nuevas. Pero, su plan no salió como esperó.

En primera, lo planes de su padre de su padre se cruzaron por su camino. Bueno, los de él y su nueva novia. Era esta chica, casi de la edad de su madre (tal vez, hasta algo más joven), llamada Rachel. La conoció en uno de esos eventos importantes a los que solía asistir y comenzaron a salir antes de su graduación de la secundaria. Ella parecía realmente amable y, ¡sabía cocinar! Pasaba los fines de semana en la casa y casi siempre era la encargada de hacer las cenas. Y, lo mejor de ella era que, no tenía hijos. Por lo tanto, la aprobaba.

Como sea, su padre y Rachel planearon realizar este crucero por su "mesiversario" en las vacaciones de verano, algo que le parecía genial, ya que era claro que su padre necesitaba algo de tiempo alejado del trabajo. El único problema fue que, alguien no parecía confiar suficiente en su persona como para dejarlo solo en una gigantesca casa con piscina, sin que tuviera miedo de que las cosas se salieran de control. Eso es lo que lo lleva al segundo problema de su plan de "Las Vacaciones Perfectas"; su madre.

Sus padres, al parecer, lograron en ponerse de acuerdo por primera vez en su vida, para hacerlo pasar las vacaciones de verano con su madre, algo a lo que se rehusó por completo, pero era eso o pasarla con sus abuelos, los cuales no sabían si quiera lo que era el internet. Fue así que terminó en la casa de su madre las primeras semanas, teniendo que soportar a Amy y sus recurrentes fiestas de verano, y que su cereal de chocolate siguiera acabándose. Ah, pero eso no fue lo peor. El tercer, y último problema de su plan llegó.

Will vino luego de dos semanas, con esta "genial" idea de organizar un campamento familiar. Lo que quería decir; sin señal, internet o alguna forma de pedir ayuda si es que Amy intentaba estrangularlo en medio de la noche (ahí fue cuando se dio cuenta que pasar tiempo con sus abuelos era tan mala idea). Para dentro de unos días todos ya se encontraban en la camioneta del novio de su madre, de camino a una zona de acampada.

Leave Your Mark With Every Bite ☆ mukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora