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CINCUENTA Y OCHO

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—Solo vengo por el gato —fue lo primero que dijo cuando la puerta fue abierta. Esas eran las mismas palabras que se repitió mentalmente de camino a este lugar, las cuales iban perdiendo su significado a medida que se acercaba. Hasta ahora, dudaba que fueran fielmente ciertas.

—Sí, lo dijiste en el mensaje —dijo el rubio de su delante, haciéndose a un lado para que pudiera ingresar al pequeño apartamento. Decidió simplemente ingresar, sin molestarse en mirarlo a los ojos (o puede que porque no pudiera hacerlo).

Al ingresar al apartamento se dio cuenta que casi todas las cosas se encontraban en un perfecto estado, demasiado ordenas, pero al ver las dos maletas en la entrada supo la razón. Luke volvería a casa por las vacaciones de invierno, como todos los demás.

La idea hacía que un nudo se formara en su garganta, porque era claro que después de este día sería demasiado difícil poder mantener el contacto. Will ya tenía planeado un nuevo lugar por las montañas para pasar la navidad y escuchó que el hermano mayor de Luke estaba pensando en hacer un viaje familiar. Luego de hoy, no volverían a verse hasta que volvieran a clases.

Habían pasado solo dos días de su pelea. Desde que dijo cosas que no debió decir, cometió errores y dejó que su ira tomara el control de la situación. Sabía que Luke tenía el derecho a estar dolido por lo que hizo, prácticamente negarlo en su cara y hacerlo sentir celos con un propósito egoísta. Pero, no quería ceder.

No tenía porqué disculparse porque sabía que nada de esto hubiera pasado si es que Luke le hubiera pedido ser su novio desde el comienzo. Pero, luego, estaba el hecho de que pueda que él tuviese razón, que no hubo forma de que hubiese podido adivinar que eso era lo que quería. Quizá, nada de esto hubiera pasado si es que ambos hubieran hablado, desde el comienzo, como Ian dijo que debían hacerlo.

Se puso de cunclillas, donde se encontraba el pequeño gato negro que tendría que llevar a casa de Calum, porque era claro que ninguno de ellos dos podría encargarse del animal debido a lo ocupados que estarían las vacaciones. Entonces, acá acababa.

Por alguna razón, esperó que fuera diferente. Tal vez, siempre tuvo unas expectativas demasiado altas o era que simplemente quería algo a lo que aferrarse para sentir mejor consigo mismo. Pero, estaba seguro que si Luke decía algo, lo que sea, todo se solucionaría. Solo quería que todo volviera a ser como antes.

—Y-Yo-... Me llevaré al gato —dijo en voz baja, para luego aclarar su garganta. Luke levantó la mirada de la pantalla de su celular para luego asentir. El gato estaba presionado contra su pecho, mientras sentía sus ojos picar —. ¿Adiós?

—Tienes algo mío —fue todo lo que dijo el rubio, sin molestarse en levantar la mirada de su teléfono. Frunció ligeramente el ceño, sin entender a que se refería. Él no lo miró, pero volvió a hablar cuando se dio cuenta que no respondió —. Mi collar, el que me regalaste, lo quiero de vuelta.

—¿Lo dices enserio? —ahora su ceño estaba fruncido por la ira que sentía. Luke simplemente asintió, sin volver a prestarle atención. Dejó al pequeño gato en el suelo para caminar hacia el rubio —. N-No puedo creer-... Que luego de-... Y tú- —un sollozo escapó de sus labios sin poder evitarlo, haciendo que ahora la atención de rubio fuera en su dirección.

Él no tardó en dejar su celular a un lado para rápidamente acercarse en su dirección. Sintió unas manos rodear sus hombros, haciendo que se sumergiera en el cálido cuerpo del rubio y su aroma a fresas. Sus manos lo sostuvieron por las caderas débilmente, mientras intentaba calmar los sollozos que seguían escapando de sus labios.

No podía controlarlo. Se sentía demasiado culpable porque era el causante de todo este problema. No lo era Luke, siempre lo supo. Solo era su inmadura actitud que lo hacía creer que las cosas debían salir de la manera que quería.

Desde el comienzo pudo hablar con Luke de esto, decirle que quería ser su novio y posiblemente ambos pasarían las vacaciones de invierno, con la familia de Luke, y nada de esto estuviera pasando. Pero, no. Tuvo que arruinarlo de nuevo.

Shh, todo está bien, Mike —escuchó a Luke susurrar cerca de su oído. Sus llantos ya habían parado, pero sus manos se negaban a soltar al chico que lo cubría con sus brazos.

—L-Lo siento, por favor, perdóname. F-Fui un tonto, no debí-... No quiero perderte —murmuró, contra el pecho del menor. Sintió unas caricias ser dejadas en sus cabellos, mientras los brazos hacían más presión a su alrededor.

—No me perderás. Pase lo que pase, estaré aquí, ¿está bien? —sintió sus mejillas se sujetadas por las manos del rubio. Sus ojos azules lo miraban directamente, haciéndolo sentir realmente débil y vulnerable —. Ambos cometimos errores. No es solo tú culpa. Yo también pude haber hecho algo, pero no lo hice. Tenía miedo presionarte y arruinarlo todo.

—¿Entonces, nosotros-...?

—Cuando dije que debíamos tomarnos un tiempo, iba enserio —sintió sus ojos volver a llenarse de lágrimas, pero rápidamente Luke lo volvió a atraer contra su pecho, evitando que pudiera verlo —. Solo necesito algo de tiempo, quiero ser mejor para ti, Mike. Quiero hacer las cosas bien esta vez. Tal vez, algo de tiempo te hará bien a ti también.

—¿Aún me amas? —murmuró, levantó la cabeza para poder ver a los ojos azules de Luke. Él le dio una pequeña sonrisa, para luego dejar un beso en su frente.

—No dejaré de hacerlo —sintió el agarre en sus hombros comenzar a soltarse para su lastima, haciendolo sentir completamente desprotegido. Solo quería el cuerpo de Luke cerca del suyo por algo más de tiempo.

Cuando su cuerpo estuvo completamente suelto, llevó la mano hacia el bolsillo trasero de sus pantalones, para poder sacar el collar con la piedra verde que estuvo alrededor del cuello del rubio por un largo tiempo. La extendió en su dirección, para que luego él la tomara.

Recogió al pequeño gato que se encontraba en el suelo, jugando con cierra de la mochila de Luke, para luego soltar un suspiro. No quería irse. No quería que las cosas acabaran así.

Pero, tal vez Luke tenía razón y necesitaban algo de tiempo, antes de poder hacer las cosas mejor.

—Adiós, Lukey —dijo, tomando la cerradura del apartamento. Sus ojos estaban en los azules, esperando que el dueño de ellos hiciera algo. Lo detuviera, o le dijera que se quedara.

—Prometo que volveré cuando menos te lo esperes, Mike.

Una promesa, eso fue lo que le dio.

Tal vez, la última que Luke le haría.

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Odio demasiada angustia.

QUEDA UN CAPÍTULO.

Leave Your Mark With Every Bite ☆ mukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora