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CUARENTENA Y NUEVE

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—¿Estás seguro que esa fue la última caja? —preguntó, mirando por la ventana del auto. Escuchó una risa de fondo, pero no evitó que su nerviosismo aumentara.

—Luke, hemos estado subiendo y bajando cajas por semanas. Créeme, esa fue la última caja —respondió el chico, con un tono confiado. Asintió, mirando en su dirección, aunque algo dentro suyo la hacia sentir que faltaba algo —. Solo relájate. Se supone que para eso vinimos a esta fiesta. Antes que todo se vuelva un desastre.

—Al parecer no leíste el mensaje sobre que estos serán "los mejores años de nuestras vidas" que tu novio envió al grupo —Ashton volvió reír. Su mirada volvió hacia la ventana, de donde podía verse como varios jóvenes se encontraban fuera de una casa de fraternidad —. Solo... siento que algo falta.

—¿Has hablado con Michael? —su mirada volvió hacia el castaño, quien ya se encontraba viéndolo a los ojos. Hizo una mueca, para luego encogerse de hombros.

Estuvieron hablando, por mensaje y unas cuantas llamadas. Pero, a lo que se refería como hablar de verdad, como que cara a cara, no era algo que hubieran hecho luego de la graduación.

Le hubiera gustado poder pasar las últimas vacaciones de la secundaria al lado de Michael. Hasta, las planeó (o algo así). Se imaginó casi todas las tardes en la casa de él, pasando horas en su piscina como cuando eran niños, yendo por malteadas con sus amigos, visitando la feria los últimos días antes que la cerraran y posiblemente consolando a Sara porque su primera relación acabó. Pero, nada de eso pasó por un estúpido campamento.

Lo peor de todo era que, estuvo un largo tiempo sin poder comunicarse con Michael si quiera por mensaje de texto debido a la falta de señal que tuvo por unas largas semanas. Justo, en el tiempo en el cual comenzó a planear lo que haría al llegar al campus. Antes de poder comprar un apartamento, elegir sus horarios y poder asegurarse que ambos fueran algo compatibles, y organizar los que se suponía que serían "los mejores años de sus vidas".

Al parecer, los suyos estaban empezando completamente mal, porque no tenía a la persona que amaba a su lado.

—No realmente. Es decir, el último mensaje que me envió decía que nos veríamos en la fiesta de bienvenida —dijo, para luego soltar un suspiro de derrota. No imaginó que el reencuentro con el chico que amaba sería en una casa de fraternidad llena de jóvenes ebrios.

—¿Por qué no le dijiste que se mudara contigo? —preguntó Ashton, haciendo que mordiera su labio inferior. Sinceramente, no tenía ganas de hablar de eso, por lo que simplemente se encogió de hombros y volvió a apartar la mirada —. Luke, Michael y tu son novios, ¿verdad?

Otra pregunta que no quería responder.

No es como si hubiera pensado que debía pedirle a Michael que fuera su novio hasta este momento. Es decir, se dijeron que se amaban hacia unos meses, ¿no se suponía que eso lo dejaba claro? Como sea, fueran novios o no (estaba seguro que lo eran, tal vez), no quería presionar a Michael al preguntarle sobre mudarse consigo.

Le mandó algunas indirectas por mensajes o llamadas, como sobre lo grande que era el espacio, que estaría cerca de sus amigos (porque prácticamente ellos vivirían a un piso) y lo cómodo que era. Pero, o Michael era realmente distraído como para captarlo o simplemente no quería que vivieran juntos. Algo que, comprendía. No era como si lo necesitara a su lado las veinticuatro horas del día (tal vez, sí), y tampoco quería asfixiarlo con tanto.

Leave Your Mark With Every Bite ☆ mukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora