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CAPÍTULO UNO

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—Odaxelagnia.

—¿Ah? —preguntó la mujer, frunciendo ligeramente el ceño. Ella apretó el agarre a su pequeño brazo, lo que hizo soltar un quejido, para que después le diera una mirada de disculpas.

—Permítale explicarle —dijo la especialista para luego extender la mano en su delante. Con algo de miedo tomó la mano de la mujer, para que luego ella le dé una sonrisa —. Esto consiste en el placer por morder o ser mordido. Pero, en el caso de su hijo, él solo tiene diez años, por lo que esto es tomado como una forma de... control para sus ataques de ansiedad —los ojos de ambas mujeres fueron a sus brazos, llenos de hematomas morados.

—¿Es malo? —su madre tenía esta expresión preocupada, a la cual estaba acostumbrado desde que comenzó a asistir a esta clase de consultar. La doctora sonrió, para luego negar.

—Es como cualquier adicción que presentan las personas. Hay algunas que muerden sus uñas, otras que se arrancan cabellos, entre otras. Solo tiene que controlarse. Mientras que su hijo no presente altos niveles de estrés, eso es posible —un suspiró salió de su madre, para que luego su brazo fuese soltado —. Entonces, ¿alguna otra duda?

—No, por el momento no. Continuemos con lo de la medicación —la joven doctora asintió, para luego pasarle una hoja a su madre. Ella lo miró —. Michael, puedes retirarte. Saldré en un momento, hijo. Espérame en el auto.

Algo inseguro asintió, para luego salir del consultorio.

Esta una rutina a la que estaba acostumbrado. Casi siempre venía al lugar cuando sus medicinas se acababan o su madre creía que era "necesario". Y, no le molestaba, le gustaba perder clases cuando venía acá, además, la doctora Cindy siempre le regalaba caramelos cuando se portaba bien.

No entendía del todo la razón por la que venía a todas estas aburridas consultas, en las cuales solo le hacían aburridas preguntas y lo hacían dibujar cosas sin sentido, pero no preguntaba. Escuchó hablar a su madre de esto un día con su padre sobre su "problema" (ella lo llamaba así) y sobre como todo era la culpa de ambos. Una conversación que claramente no debió escuchar, pero tampoco entendió del todo.

Sus padres no tenían la mejor relación, y no es como que fuero un experto en ellas para sus cortos años de edad, solo era algo que podía deducir debido a los constantes gritos que se escuchaban en su casa. Todavía recuerda cuando su madre lo encontró escondido en una esquina de su cuarto, con las manos tapándole los oídos y los ojos cerrados con fuerza mientras lagrimas salían de ellos. Recuerda el sentimiento de asfixia mientras rogaba interiormente que los gritos acabasen y la paz volviese. Eso solo fue un año atrás, antes que todo esto comenzara.

Le gustaría decir que la dinámica en su casa cambió después de eso, pero solo era peor. Sabía que ellos lo intentaban, pero no saba resultado. Su madre siempre llegaba tarde (demasiado tarde) del trabajo y su padre siempre tenía esta expresión molesta cada vez que eso pasaba. Luego, los gritos comenzaban, para finalmente terminar con fuertes portazos y uno de ellos durmiendo en el cuarto de huéspedes. Ellos creían que no los escuchaba, pero simplemente hacia un buen trabajo fingiendo que todo seguía bien. Estaba seguro de que ya era todo un experto.

Cuando llegó a casa su padre se encontraba en la sala, con unas personas vestidas en traje rodeándolo. Él tenía esta amigable sonrisa que siempre ponía cuando se encontraba con gente "importante" (así los llamaba él cuando le preguntaba quiénes eran). Sus palabras eran refinadas, y su hablar lento y calmado, haciendo que toda la atención fuera puesta en él. Era un experto cuando se trataba de negocios (o eso escuchó decir a su madre un día).

Leave Your Mark With Every Bite ☆ mukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora