49. Carlos Pena

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—Buenos días, _____.

—Buenos días.

—Buenos días, _____.

—¡Buenos días muchachos!—  dijo ella caminando por el pasillo saludando a todos los que le habían dado los buenos días.

Siempre traía una sonrisa deslumbrante.

Era muy respetada y admirada por todos.

¿Quién no lo sería si es la persona más joven en alcanzar uno de los puestos más importantes en esta oficina.

—¡Hola Carlos!— me saludó con un beso en la mejilla. Ya lo ha hecho. Demasiadas veces. Pero, no podía evitar sentirme en las nubes con cada beso. —¿Qué hay de nuevo?— preguntó cuando comenzamos a caminar rumbo a su oficina.

—Hoy hay junta a las 11. Comida de jefes a las 2 y...

—¿Es viernes?— preguntó interrumpiendome. Se detuvo al entrar a la oficina.

—Cena con el Smith. Si, es viernes— respondí a su pregunta apartando la vista de mi agenda electrónica y mirando a su oficina.

Ahí estaban esas flores, las flores que recibia cada viernes.

—Hazme un favor— dijo dejando su bolsa en su escritorio — revisa que dice la tarjeta.

—Floreria girasoles.— leí en la tarjeta y ella se sentó en su silla.

—¿Quien cree que me voy a creer que la florería es quien manda las flores todos los viernes? ¡Ni su cliente soy!

—Pues, al parecer el mismo que manda los chocolates los domingos.

—¿Tu no haz visto quien trae las flores y los chocolates?

—¿Yo?

—Si, tú. Digo, llegas más temprano que yo, ¿no has visto nada raro?

—Pues... quien deja todo es el sujeto de la florería y el de la dulcería. Ya les he preguntado pero, dicen que no pueden decirme nada.

—O sea, podrían estar envenenadome con los chocolates y el de la dulcería no dice nada.

—Pero te mandan diferentes marcas, ¿no? Digo, no saben que te gusta.

—Casualmente me manda mis chocolates favoritos. Una de dos, o me espía, sea quien sea, o alguien le está dando información— sus ojos se clavaron en los míos. Me pone nervioso.

—¿Piesnsas que yo...?

—Yo no dije eso— dijo soltando una risa —o acaso... ¿te descubrí?

—_____, por favor. ¿Realmente crees que yo te haría algo así?

—No. Eres muy buen amigo, no te creo capaz. Olvidemos esto y continuemos trabajando.

***

_______.

—¿Me harías un favor, Carlos?— le pregunté una vez que entró en mi oficina.

—Sabes que si— dije con obviedad.

—Ve a la floreria— ella tomó un sobre y me lo dio—y dale esto al encargado.

—¿Qué es?

—Un mensaje para nuestro amigo de las floreria. Seguramente mañana estará ahí e irá a pedir que manden las flores, como cada viernes.

—¿Es una amenaza?

—No, de hecho lo invito a que se revele. Pero ya luego te cuento bien. Ve a dejarlo, por favor.— asintió y se fue.

***

Hoy era el día, vería a la cara a ese sujeto que mandaba flores y chocolates a mi oficina.

Estaba nerviosa, no sabía que pasaría.

Lo peor de todo, es que Carlos no me acompañaba de forma infraganti.

Flashback

—¿Te veras con él? ¿Quieres que te acompañe?

—Carlos, es tu dia libre. No te lo quitaré por un problema mío.

—¿Y si te pasa algo? ¿Qué tal que...?

—Carlos— interrumpi —Estaré bien. Si me marcas y no te contesto, ya puedes preocuparte.

Fin del Flashback.

Pensándolo bien, le hubiera dicho que si. Ya estaba empezando a darme miedo.

A lo lejos pude divisar el lugar donde lo cité. Las flores que le pedí llevar ahí estaban a lado de él.

Me acerqué temerosa y toqué su hombro. Él volteó a verme.

—¿Jake? ¿Tú eres el admirador?

—Yo... yo....

—En realidad soy yo— lo interrumpió una voz, una voz que conocía a la perfección.

Volteé y lo vi. Ropa casual, pero que lo hacían ver muy guapo.

—¿Carlos?— él se acercó y Jake le dio las flores.

—______...

—¿Ya me puedo ir?

—Si, ya— le dijo a Jake y volvió a mirarme —Siento haberte mentido.— ¡Auch! No sé a quién le dolió más. Si a mi por darle la bofetada, o a él por recibirla.

—Perdón. Era lo primero que iba a hacer cuando viera al admirador... am... ¿Tú? Pero...

—¿Nunca me creíste capaz?

—De mentirme, no. ¿Por qué decidiste ser admirador? Si me hubieras invitado a salir... sabes que diría que sí.

—¿Te enamoré con las flores y los chocolates?

—Pues... yo... tu me gustabas y, bueno, no le hubiera hecho caso al admirador, pero ahora que sé que eres tú, yo...

—¿Eso es un si?

—Si. Supongo que si— dije bajando la mirada, esto era vergonzoso. Con su mano levantó mi mentón y me hizo verlo.

—Ahora ves por qué lo hice—susurró y junto nuestros labios.

~Big Time Shots~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora